¿Cómo podemos estar seguros de algo?

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En esta era de sobreabundancia de información, ¿cómo podemos diferenciar lo bueno de lo malo? Trata de utilizar estas técnicas para “saber realmente lo que sabes”.

A lo largo de la historia el pueblo judío ha sobrevivido como una minoría que va en contra de la corriente social, arraigándose fuertemente a sus propios caminos a pesar de las constantes persecuciones.

¿Cómo lo ha hecho?

Teniendo una absoluta confianza en la veracidad de sus convicciones.

Pero, ¿cómo sabemos que lo que percibimos es la realidad? ¿Somos objetivos? ¿Cómo podemos estar seguros de algo?

Poniéndolo a prueba

Todos somos susceptibles a ser influenciados cuando estamos bajo presión. Si fueras un periodista que busca una buena historia, estarías dispuesto a ir a la Secta Moon y decir:

“Aquí estoy. Estoy tan seguro de mis creencias que no tengo miedo de pasar un mes con ustedes”.

Muchos tendrían miedo de hacerlo, porque siempre está la posibilidad de salir de allí pensando que el Reverendo Moon es Dios. Después de todo, esta secta ha tenido bastante éxito con los lavados de cerebro.

Tener miedo implica una falta de confianza en nuestras creencias. Pero si “sabes lo que sabes”, entonces incluso la estrella de la secta no podría convencerte.

Creencias sociales

Es crucial que tengamos una claridad absoluta sobre nuestras convicciones, ya que la sociedad en la que vivimos tiene una gran influencia en la manera en la cual pensamos. Si hubieras nacido en China, probablemente serías un comunista creyente. Y si hubieras nacido en una familia de una tribu tradicional en Haití, probablemente tendrías una muñeca vudú.

Cada sociedad produce gente que está apasionadamente convencida de que sus creencias son las correctas, a tal extremo que incluso están dispuestos a morir por ellas. Pregúntale a un iraní que va camino a matar algunos iraquíes: “Perdóneme señor, ¿si usted hubiera nacido 300 kilómetros al sur, en Irak, estaría viniendo con un arma a matarse a sí mismo?”.

Este hombre no ha analizado los hechos de manera objetiva.

Vuélvete intelectualmente independiente de la sociedad que formó tus creencias.

La mayoría de los seres humanos son producto de su sociedad. Es matemática simple: Hay muchos millones de cristianos en el mundo y muchos millones de musulmanes. Cada religión sostiene que la otra está equivocada. De una u otra manera, ¡muchos millones de personas están viviendo erróneamente!

Esto no suena políticamente correcto... quizás no existe tal cosa como una verdad absoluta.

Pero piénsalo bien. Tiene que haber alguna verdad absoluta, ya sea que existe un Dios o que no existe. Dios no comenzará a existir si crees en Él ni desaparecerá si un ateo lo niega. Eso es ridículo. O Dios está ahí y el ateo está equivocado, o no está allí y el rabino está cometiendo un error. Ambas opciones no pueden ser correctas.

Tienes que convertirte en una persona intelectualmente independiente de la sociedad que formó tus creencias. De lo contrario, sólo serás un títere de la sociedad. Y la sociedad puede estar cometiendo graves errores...

¿Cómo sabes que eres tú?

Imagina que tu nombre es Diego Korman, un abogado de Montevideo, Uruguay. Estás caminando por las calles de Jerusalem y ves un letrero que dice:

Diego Korman

Montevideo / Jerusalem

Abogado

¡Qué increíble coincidencia! Curioso de conocer a esta persona, tocas la puerta. Una voz te contesta:

¡Shalom! Por favor, pasa. ¿Quién eres?

—Soy Diego Korman.

—¡Diego Korman! ¡Qué coincidencia! ¿De dónde eres? ¿A qué te dedicas?

—Soy un abogado de Montevideo.

—¡Yo también, que increíble! Dime, ¿dónde vives?

—En Av. Libertad número 10.

—¡Wow! ¡Esa es mi dirección! ¿Cómo se llaman tus padres?

—Alicia y Daniel.

—Hey, esos son mis padres. ¡Eres un fraude! ¡Estás asumiendo mi identidad!

¡Absurdo! ¡El hombre de Jerusalem te está acusando de asumir su identidad!

Cualquiera que haya estudiado psicopatología habrá escuchado del fenómeno de asumir otras identidades. Los más ambiciosos creen ser Napoleón o la Reina Elizabeth, pero alguien podría pensar: “No, yo no quiero dominar al mundo, pero Diego Korman es un buen hombre, ¡quiero ser él!”.

El hombre de Jerusalem llama a la policía y les dice que vengan inmediatamente. Tienes mucho que explicar, pues este Diego Korman que vive en Jerusalem tiene amigos y clientes que van a hablar a favor de él. ¡Qué vacaciones tan locas!

Pero, ¿cómo sabes que tienes razón? ¿Estás seguro de que eres tú?

La policía está en camino y deberás convencerlos. Entonces, vas a buscar tu pasaporte; esa es una buena evidencia: Diego Korman, tu fotografía y tu dirección.

Pero, ¿cómo sabes que tienes razón? ¿Estás seguro de que eres tú?

¡Pero has perdido tu pasaporte! ¡En que mal momento has venido a perderlo!

El hombre de Jerusalem saca de su bolso un pasaporte: Diego Korman. ¡Su fotografía y tu dirección! (Esta persona se metió en muchos problemas para obtener el pasaporte. Pero en psicopatología la gente hace todo tipo de cosas).

Llega la policía.

—Está bien señor, ¿puede probar que usted es realmente Diego Korman?

—Tengo una idea —dices tú— vamos a llamar a mamá. ¡Eso probará que yo soy Diego!

Marcas el número de tu madre. Ella contesta y pones el teléfono en altavoz.

—¡Mamá!

—¿Quién habla?

—¡Mamá soy yo, Diego! No es tiempo para bromas. ¡Estoy en problemas! Por favor, Mamá...

El otro individuo comienza a hablar y ella dice:

—Oh, hola, Diego, ¿quién era el otro hombre?

¿Todavía estás seguro de que tienes razón?

¡Esto tiene que ser una broma! Probablemente una cámara oculta o algo así. Pero, ¿cómo lo sabes?

La policía saca un chaleco de fuerza para ti. Haces el último esfuerzo. Comienzas a bombardear al individuo con preguntas: ¿Cuántos cuartos hay en la casa de Av. Libertad número 10? ¿Dónde está la cocina? ¿Tiene un sótano? ¿Cuántos escalones tiene la escalera? ¿Cómo se llaman los vecinos? ¿Dónde está la farmacia más cercana?

Mientras continúas con tu interrogatorio, la verdad se descubre: esta persona es un fraude. Puede haber engañado a todos hasta cierto punto, pero nunca podrá saber todos los detalles.

¡Qué alivio!

La claridad absoluta es alcanzable

La vida puede ser confusa. Para obtener claridad sobre lo que sabes tienes que investigar los hechos.

Incluso si a mucha gente le falta claridad acerca de los temas más básicos de la vida, no dejes que eso te haga creer que la verdad no es alcanzable. Busca honesta y diligentemente y descubrirás la verdad.

Si no has encontrado la verdad es porque no la has buscado.

Si no has encontrado la verdad es porque no la has buscado.

Nuestra vida diaria está llena de experiencias que demuestran nuestra creencia en una verdad absoluta. Cuando discutimos con alguien, solemos sentir que si la otra persona fuese un poco más abierta, aceptaría la verdad.

Por ejemplo, estás seguro del hecho de que tienes cinco dedos. Si alguien argumenta que tú realmente tienes 7 dedos, o 21 dedos, eso no va a hacerte dudar de ninguna manera. Dado que puedes contar cinco dedos en tu mano, tienes una convicción inamovible.

El judaísmo dice: Obtén una “claridad de cinco dedos” sobre todas tus creencias y valores.

Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Un eslabón frágil en la mitad de una larga cadena hace que toda la cadena sea prácticamente inservible. Sería mejor una cadena más corta, ¡al menos podrías utilizarla!

Tu conocimiento básico es como una cadena. Las áreas de confusión deben ser aisladas para que no debiliten tu confianza en ti mismo. Una vez que hayas apartado los puntos sobre los cuales no tienes claridad, podrás mantener las convicciones que tienes en otras áreas. Estas convicciones conforman los eslabones poderosos, y te permiten expandir y fortalecer tu conocimiento con confianza en ti mismo.

Conocimiento, creencia, fe y socialización

Todas las convicciones pueden ser clasificadas en una de estas cuatro categorías:

1. Conocimiento: Estás absolutamente seguro de algo; por ejemplo, del hecho que tienes cinco dedos.

2. Creencia: Tienes algo de evidencia, pero es incompleta.

3. Fe: Tienes un deseo de creer, pero sin ninguna evidencia que lo apoye.

4. Socialización: Lo aceptas basado en el condicionamiento social.

Si alguien te dice que tu hermano robó un banco esta semana, no le vas a creer... la buena reputación de tu hermano es una buena evidencia de que no robó el banco, pero no puedes estar absolutamente seguro. Si te presentaran testigos, huellas digitales y un vídeo en el que se ve a tu hermano entrando a un banco con un arma y gritando: “¡Denme todo su dinero!”, tú dirías: “Huau, nunca lo hubiera pensado”.

Sin embargo, si te mostraran un vídeo y testigos que dicen: “Tú robaste un banco”, dirías: “Esto es un montaje, es ridículo”, porque sabes que es mentira. Esa es la diferencia entre conocimiento y creencia.

La fe es un salto en contra de la lógica, un producto del deseo.

La fe es un salto en contra de la lógica, un producto del deseo. ¿Te han dado alguna vez un consejo muy bueno sobre el mercado de valores en el que te garantizaban triplicar tu dinero? Mucha gente con buen sentido común todavía pierde su dinero tentada con la promesa de dinero rápido. Eso es fe.

La socialización son ideas de tu sociedad que aceptas sin analizar. En Estados Unidos es el capitalismo, en China es el comunismo. Para los iraníes Mahoma es el enviado de Dios; para los italianos es Jesús. ¿Alguna vez has examinado la evidencia, o te dejas llevar por la corriente?

La obligación de saber

El primero de los diez mandamientos declara: “Debes saber que existe un Dios”.

La lógica que hay detrás de este mandamiento parece difícil de entender. Alguien que ya cumple los mandamientos de Dios, obviamente cree en Su existencia, entonces, ¿para qué necesita este mandamiento? Y si alguien no cree que Dios existe, ¿por qué habría de escuchar este mandamiento?

Entonces, ¿para quién es esta mitzvá?

La respuesta es que no debemos creer en Dios nada más que con la fe. ¡Investiga la evidencia! Obtén conocimiento. Profundiza. Estudia. Analiza. Es un principio básico del judaísmo: Tienes que saber, no sólo creer.

Dios está seguro que Su existencia será obvia para nosotros.

Debes cuidarte de cualquier sistema que desaliente el cuestionamiento. Cualquiera que reprima las preguntas lo hace porque tiene miedo que se descubra la falsedad de sus creencias.

Dios está seguro de que si utilizamos nuestra cabeza y buscamos sinceramente la verdad, entonces Su existencia será obvia para nosotros.

¿Cómo ha tenido el pueblo judío la fuerza de sobrevivir a todas las persecuciones? Gracias a una sólida creencia en la veracidad de sus convicciones.

¿Tenían razón? Eso es algo que tendrás que descubrir por ti mismo. Descubre qué es lo que te molesta y busca respuestas. Sé sincero en tu búsqueda. Haz el esfuerzo. ¡Debes saber lo que sabes!

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