Retrato de la Vida con Amigos Casados

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No es fácil ver a los amigos casarse, pero parte de ser un buen amigo es dejarlos ir.

Finalmente ocurrió. Y no puedo decir que estoy particularmente orgullosa de mí misma.

Durante los últimos años, mientras que veía a más y a más de mis amigos – ya casi la mayoría – dejar los mares de la soltería y zarpar hacia los océanos de la dicha matrimonial, yo de alguna forma arrogante reprochaba a mis compañeros solteros cuando se quejaban por haberse quedado atrás.

Recuerdo haber estado sentada en un café hace más o menos un año con un amigo, consolándolo mientras lloriqueaba acerca de como el hecho de entrar en los lazos del matrimonio, claramente representaba el final de la amistad.

"Oh, vamos", lo regañé. "Eso no es verdad. Los cambios en las amistades no necesariamente implican el final de la relación".

"Tus amigos casados simplemente ya no están más ahí cuando los necesitas. Ni siquiera te pueden devolver una llamada telefónica".

"Pero si terminan", el insistía. "Ya sea que se desvanezcan con gracia o ya sea que se mueran en una especie de conflagración, tus amigos casados simplemente no están más ahí cuando los necesitas. Ni siquiera te pueden devolver una llamada telefónica".

Le dije que no estaba siendo justo. Las amistades crecen y cambian todo el tiempo. No puedes esperar que siempre se mantengan igual. Comprometerse y casarse es un periodo sobrecogedor. No por nada la gente contrata coordinadores de bodas. Intentas elegir un salón, un traje, un florista, una orquesta, un camarógrafo, un fotógrafo, invitaciones, un menú, y tomar todas las otras decisiones requeridas mientras que simultáneamente intentas determinar donde tú y tu futura esposa van a vivir – y todavía tienes que arreglártelas para ir ocasionalmente al trabajo.

Y eso tan sólo contando las presiones de tiempo.

Ahora añade las presiones de tus familiares (resulta que las ideas de tu madre, su madre, y tu novia para una "Boda Ideal" simplemente no calzan), el hecho que estás engordando lo cual va a ser problemático ya que tu traje no puede ensancharse más, y mientas tanto, tus emociones están absolutamente revueltas más allá de lo racional (¿Todavía quieres casarte?)... y ni siquiera hemos llegado a la jupá.

Así que: ¡sorpresa!, ya no eres tan bueno devolviendo las llamadas de tus amigos a tiempo.

"Tú vas a estar igual", le dije a mi amigo.

"Pero no debería ser así", se quejó. "No va a ser así".

Ahora bien, volviendo a lo nuestro, digamos que un amigo está comprometido, encantadamente atontado con su prometida, y bastante ocupado – a parte de la planificación, deben visitar a las dos respectivas parejas de padres en dos continentes diferentes (la pareja vive en un tercero). Él me deja un mensaje en el buzón de voz, la primera vez que escucho de él en meses, diciendo que no tiene tiempo para hablar.

Y yo, sonrío felizmente por él.

A pesar de cualquier tipo de envidia que pueda sentir, generalmente estoy bastante feliz por mis amigos, y los resentimientos de haber sido "dejada de lado" son en realidad emociones extrañas.

Pero entonces, ocurrió: Algunos meses atrás, mi amiga Lia se comprometió.

Esta era una amiga por la cual, en particular, yo debería haber estado encantada. Lia había estado saliendo hace mucho tiempo, más de lo que yo he estado, y ha pasado por muchas esperanzas rotas, potenciales príncipes que terminan siendo sapos con verrugas, y humillaciones en abundancia.

Nuestra amistad era relativamente nueva, pero rápidamente pasó a ser importante para mí. Lia es compasiva, inteligente y profunda, y es una de las pocas personas con las que me siento verdaderamente cómoda discutiendo sobre los pormenores de las citas.

Cuando empezó a salir con un chico, yo estaba encantada. Pero entonces todo comenzó: Ella se volvió evasiva.

Volví de un viaje en el extranjero y quería ponerme al día. La llamé por teléfono.

"¿Cómo van las cosas?, pregunté.

"Todo bien", dijo en un tono alegre.

Yo quería saber más. ¿Se ve un anillo en el horizonte?

"Veremos", dijo ella, alegremente. "Veremos como se dan las cosas..."

Y así continuaron las cosas por un par de semanas.

Entonces una noche, teníamos planes para ir a nuestra clase de kick boxing juntas. A último minuto me dijo que Michael la iba a llevar hasta allá, pero que se devolvería como siempre conmigo. Cuando llegué a la clase, ella no estaba. De vuelta a casa, le dejé un mensaje diciendo que la extrañé, y luego me fui a dormir.

Al día siguiente me encontré con una amiga que, casualmente está casada con un amigo de Lia. "¿Es verdad que Lia y Michael se comprometieron ayer?", me preguntó. Prácticamente lo escupió, antes de que yo pudiera decir hola.

Y, uuuf, comenzó.

Yo no sabía, realmente, no sabía que se veía venir. No de forma tan inmediata por lo menos.

Pero era verdad. Y parecía ser que todos sabían menos yo, incluso una amiga en mi oficina que no conocía a Lia o a Michael personalmente, sino que sólo sabía que habían estado saliendo por lo que yo le había contado. Ella escuchó de una amiga en común que le dijo que no me dijera, ya que Lia quería contarme personalmente.

Pero Lia no me había llamado.

Y así, mientras pasaba el día, escuché que aquella amiga en común e incluso otra amiga habían ido ambas a una celebración improvisada donde Lia.

Y yo todavía no había escuchado nada de Lia.

Cuando finalmente me llamó, en la tarde, estaba tan dolida que le pedí a la recepcionista que le dijera que estaba en una reunión. Sabía que no iba a poder encubrir la aflicción en mi voz. – Es su día, me dije a mí misma. Este es el día que ella ha estado esperando. No te atrevas a arruinárselo. Sabes lo agitada que debe estar. Dale el beneficio de la duda. Ella tenía otras cosas que hacer a parte de llamarte. Esto no tiene nada que ver contigo.

Finalmente la llamé de vuelta y me las arreglé para sonar emocionada, aunque no lo estaba.

Pero luego ella cometió un error. Ella me preguntó donde había escuchado la noticia y le respondí que de varias fuentes. Ella hizo una pausa.

Ella podría haber dicho, "Sabes, lo siento... yo realmente quería decírtelo en persona, pero el tiempo se me escapó de las manos..." o algo por el estilo.

En vez de eso, ella dijo: "Sabes, eh... traté de llamarte anoche".

¿Lo intentó? ¿Cómo puede ser? No había mensajes, ni en el teléfono de mi casa ni en mi celular.

"Bueno, lo intenté... pero mi teléfono celular murió..."

¿Su celular murió?

"Sabes, tenía que llamar tanta gente... a mis padres, mi rabino..."

Si me había sentido herida antes, ahora estaba destrozada. "Eh...", Tartamudeé, "Realmente no esperaba que me llamaras antes que a tus padres..."

¿Por qué tuvo que mentirme? Eso fue mucho peor.

Ella no me había contado todo lo que "estaba pasando", y luego no me contó cuando finalmente "pasó", y luego mintió al respecto.

Y así ha sido... durante las semanas después del compromiso, la vi una vez – en una reunión de negocios – y recibí un e-mail suyo agradeciéndome por una recomendación de negocios que yo le había mandado a Michael.

El verdadero dolor es que yo pensé que nuestra amistad era más importante para ella.

Y he escuchado rumores. Se van a ir una semana después de la boda... Michael ha estado vendiendo los muebles que no quieren para su nuevo hogar compartido... ella está buscando un arrendatario para su departamento...

Y todos comentan que casi no han hablado con ella... que está demasiado ocupada... está agobiada...

Sin embargo todo lo que escucho es esa crítica, en algún lugar, muy en lo profundo de mi intestino, esa sollozante y quejumbrosa voz que me recuerda que Lia no tiene tiempo para mí. También escucho lo que creo que es el mayor dolor: Pensé que nuestra amistad era más importante para ella. Me hace sentir triste, afligida y terrible, terriblemente pequeña.

Una amiga se rió de mí por planear ir a su despedida la semana antes de la boda.

"¿Por qué quieres ir, si sólo vas a estar ahí sentada sintiéndote miserable?", me preguntó.

Porque la verdad es que sé que estoy siendo ridícula, y realmente estoy casi avergonzada por mi incapacidad de no haber superado este problema. Se lo debo a ella y, más aún, me lo debo a mí misma, para sacármelo de una vez por todas de mi cabeza. Para perdonarla por haber sido una mala amiga, perdonarla por todo lo que –inconcientemente – me hizo sufrir.

Es verdad, Lia me debería haber contado, pero no pudo evitar que los chismes avanzaran demasiado rápido. Definitivamente no debería haberme mentido al respecto, si es que realmente lo hizo. Pero, si es que no lo hizo, por lo menos es una señal de que ella quería contarme en persona, porque nuestra amistad es importante para ella.

Ella recién había visto sus sueños volviéndose realidad, su vida tomando una nueva forma, y estaba agobiada por todo lo que estaba pasando... y no tenía por qué haber un lugar para mí en esa euforia. Yo sabía todo eso hace un año cuando estaba hablando con mi amigo.

Cuando una persona cambia de status, sí, es verdad, va a tener menos tiempo para dedicarle a los amigos. Es un tema de matemáticas, no de emociones.

Mi amigo en el café tenía razón; las amistades cambian cuando los amigos se casan. Cualquier crecimiento significativo o alteración en la vida de cualquiera, generalmente va a alterar las relaciones que esa persona mantiene. Es normal y natural.

Cuando te casas, todo es nuevo, la encantadora impulsividad de ser una pareja, junto con todo el esfuerzo que hay que poner para construir un matrimonio sano. Y, a parte de eso, cuando estás casado, la mayoría de tu energía emocional pertenece a tu pareja.

Cuando una persona cambia de status, sí, es verdad, va a tener menos tiempo para dedicarle a los amigos. Es un tema de matemáticas, no de emociones.

La vida debe ser dinámica, siempre hacia delante, siempre progresando y creciendo. Esa es una de las partes más difíciles de ser soltera cuando no quieres serlo: tu vida puede estancarse. Quieres desesperadamente ir hacia adelante, ser una esposa, ser una madre, pero el hecho de avanzar a la siguiente etapa no está en tus manos.

Pero parte de ser adulta – parte de ser una buena amiga – es entender que cuando venga la siguiente etapa para tus amigas, tienes que dejarlas ir.

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