Un verdadero entendimiento (Parte 6)

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Los judíos se convirtieron en el objeto de odio de quienes se oponían a la conciencia y la moralidad.

La perspectiva judía del antisemitismo

Hitler introdujo a la humanidad una tendencia única de antisemitismo. Para el mundo en general este tipo de antisemitismo pareció nuevo, pero para los judíos no tenía nada de revolucionario.

Mucho antes de la aparición mundial de cualquier manifestación práctica de antisemitismo, la Torá hizo saber que el antisemitismo jugaría un rol integral en la historia judía. De hecho, nos dijeron que seríamos odiados exactamente por las razones que Hitler describió tan desvergonzadamente.

El Talmud (Tratado de Shabat 89) cita el origen del antisemitismo utilizando un juego de palabras: La Torá – el origen del sistema judío de leyes, valores y estándares morales – fue recibida en el Monte Sinaí. La pronunciación hebrea de “Sinaí” es casi idéntica a la de la palabra hebrea “odio” – siná. “¿Por qué la Torá fue entregada en un monte llamado Sinaí?”, pregunta el Talmud. “Porque la gran siná – el tremendo odio hacia el judío – emana del Sinaí”.

En Sinaí se les dijo a los judíos que hay un Dios, y que Él es Quien hace las demandas morales a toda la humanidad. Consecuentemente, en Sinaí la nación judía se convirtió en el objeto de odio para aquellos cuya motivación principal es liberar a la humanidad de las cadenas de la consciencia y la moralidad.

En Sinaí la nación judía fue designada para ser “una luz entre las naciones”. Hay quienes aceptan a los judíos y a la fe judía por esa luz, pero también están los que quieren que el mundo sea un lugar de oscuridad espiritual. Se oponen a la moralidad. Estos heraldos de oscuridad son los que atacan a los judíos por ser los traedores de luz.

Hermann Rauschning fue el consejero personal de Hitler, pero abandonó el nazismo e intentó alertar al mundo del alcance y el peligro de la amenaza Nazi. Él escribió:

Es en contra del propio problema irresoluto del ser humano que el tonto y el perverso se sublevan y se suman al antisemitismo. Sin embargo el judaísmo, junto con el helenismo y el cristianismo, son un componente intransferible de nuestra civilización occidental cristiana – el eterno “llamado a Sinaí” en contra del cual la humanidad se rebela una y otra vez (The Beast From The Abyss, por Hermann Rauschning).

Este “llamado a Sinaí” – el mensaje encomendado y sostenido por los judíos – transforma finalmente al mundo. Sin embargo, es este mismo mensaje lo que provoca la furia de quienes darían hasta sus últimas fuerzas por resistírsele.

La razón real del odio a los judíos

¿Por qué la gente odia este mensaje – el eterno “llamado a Sinaí” – y odia tanto a quienes lo transmiten?

Muchísima gente simplemente no puede luchar con la carga de “ser buenas personas”. Sin embargo, cuando actúan mal, no pueden enfrentar los sentimientos de culpa resultantes. Por más que lo intenten, nunca se pueden liberar de los estándares de moral absoluta dictados por la Torá. Atrapados en este callejón sin salida, arrojan su pila de frustraciones en contra de los judíos, a quienes perciben como los que personifican la consciencia colectiva humana.

Sigmund Freud identificó esta tendencia y explicó: “Los judíos no son tan odiados porque mataron a Jesús, sino porque lo generaron”.

Hace miles de años, antes de que la Torá fuera entregada, la gente construía su vida alrededor de filosofías que se basaban en su entendimiento propio del bien y del mal. Luego, cuando los judíos entraron en la escena teológica, les mostraron a los pueblos todos los errores que habían cometido:

Los ídolos paganos son absurdos – sólo hay un solo Dios para toda la humanidad, que es invisible, infinito y perfecto. El infanticidio y el sacrificio humano son inaceptables. Todo ser humano nace con derechos específicos. Nadie puede vivir como le plazca, ya que todos deben subordinar su voluntad a una Autoridad más elevada.

En un cierto nivel consciente, la gente reconoce que el mensaje de los judíos es verdadero. Quienes no desean aceptar la verdad han encontrado que la única forma de librarse de ella es destruyendo a los mensajeros – porque el mensaje en sí mismo es demasiado potente para ser anulado.

Esto es lo molesto de los judíos, y para algunas personas, es el por qué se los debe destruir totalmente. Si el judaísmo fuera tan solo una ideología más, la gente podría reírse de ella y continuar su camino. Pero en lo profundo de su alma, todo ser humano reconoce las verdades esenciales de la moralidad – simplemente no pueden ser pasadas por alto.

Toda afirmación individual de superioridad sólo le molesta a la gente en la medida en que crean que es verdad. Si alguien que es indiscutiblemente feo se encuentra con alguien de apariencia agradable en una fiesta y le dice “Me veo mejor que tú”, ¿cuál sería la respuesta del otro? Lo más probable es que se encoja de hombros y lo ignore, porque el comentario no le molesta en lo más mínimo.

Por otro lado, si el chico más apuesto de la clase se le acerca y hace el mismo comentario, despertará su enojo. La razón es que uno no se resiente por la gente que dice que es superior, sino por la gente que es superior.

Es por esto que el odio de los cristianos a los judíos fue particularmente intenso. Ellos se vieron amenazados por el mensaje judío mucho más que las otras religiones. Los judíos dijeron que Jesús no era Dios. Esta declaración asume que el cristianismo es una falsedad; los Padres de la Iglesia entendieron que si los judíos tenían razón, y seguían siendo judíos, el cristianismo quedaría en la ruina.

Allí yace la gran amenaza del judaísmo al cristianismo. La negación de Jesús por parte de otros grupos es un gran descontento para los cristianos, pero la de los judíos es intolerable. ¡Jesús vino de los judíos! El mismo grupo que lo generó, el pueblo que tuvo el mayor conocimiento y autoridad sobre esos temas, esos que representaron la última palabra en religión – fueron los primeros en rechazar a Jesús.

La amenaza judía al cristianismo no tiene que ver con haber “matado” a Jesús. El origen del temor cristiano es mucho más profundo: la existencia del judaísmo invalida el dogma esencial de la teología cristiana.

¿Cuál es el mensaje que el pueblo judío está trayendo al mundo y tantos encuentran tan amenazante?

Los judíos: Una luz para las naciones

El profundo mensaje que los judíos traen a la humanidad ha sido aceptado tan globalmente que la gente tiende a darlo por sentado. Sin embargo, las ideas originadas en Sinaí literalmente han cambiado al mundo.

Poca gente se pone a pensar en el origen de los fundamentos morales básicos de la sociedad occidental. Conceptos como los derechos humanos básicos, la noción de que el enfermo y el anciano deben ser cuidados – no matados y abandonados – y la idea de una sociedad que asiste al pobre y al marginado, todos parecen “venir naturalmente” hoy en día.

En síntesis, los conceptos judíos han civilizado al mundo.

Cualquier estudiante serio de historia que se concientizó un poco sobre cómo eran los estándares del mundo antes de la aparición de los judíos puede reconocer con facilidad el enorme impacto que ha tenido el judaísmo.

¿Cómo ven los historiadores no-judíos a los judíos?

Quienes entienden las tendencias filosóficas del mundo previas al advenimiento de la influencia judía pueden identificar con claridad que fueron los judíos quienes hicieron que el mundo abandonara el paganismo y adoptara estándares de justicia y moral.

John Adams, el segundo presidente de Estados Unidos, le escribió a un amigo:

Insisto en que los hebreos han hecho más para civilizar al hombre que cualquier otra nación… son la nación más gloriosa que haya habitado esta tierra… Le han dado la religión a tres cuartos del globo y han influenciado en los asuntos de la raza humana más, y más felizmente, que cualquier otra nación, antigua o moderna (Carta de John Adams a Francis Adrian Vanderkemp, 1808, Sociedad Histórica de Pensilvania).

El estudioso e historiador cristiano Paul Johnson escribió en su bestseller, La Historia de los Judíos:

Una forma de resumir 4.000 años de historia judía es preguntarnos a nosotros mismos: ¿Qué hubiera pasado con la raza humana si Abraham no hubiese sido un hombre de gran sagacidad, o si se hubiera quedado en Ur guardando sus elevadas nociones para sí y no hubiese aparecido ningún pueblo judío específico? Sin lugar a dudas, el mundo sin los judíos sería un lugar radicalmente diferente.

Todos los grandes descubrimientos conceptuales del intelecto parecen obvios e ineludibles una vez que han sido revelados, pero formularlos por primera vez requiere un intelecto especial. Los judíos tuvieron este regalo. A ellos les debemos las ideas de igualdad ante la ley, tanto divina como humana; de la santidad de la vida y la dignidad de la persona; de la consciencia individual y la redención personal; de la consciencia colectiva y la responsabilidad social; de la paz como un ideal abstracto y el amor como el fundamento de la justicia; y muchos otros asuntos que constituyen el mobiliario moral básico de la mente humana.

En Ancient and Medieval History (Historia Antigua y Medieval), Hayes y Moon escriben:

Sólo si sabes algo sobre los sacrificios humanos, los depravados rituales del templo, las degradantes supersticiones y costumbres que fueron practicadas… puedes darte cuenta cuánto el mundo moderno le debe a los profetas hebreos, cuyo monoteísmo y enseñanzas morales se metieron en el cristianismo y el islamismo…

T. R. Glover resaltó esta misma idea en su libro, El Mundo Antiguo:

La humanidad - occidental y oriental, cristianos y musulmanes - aceptaron la creencia judía de que hay un solo Dios. Hoy en día el politeísmo es tan difícil de entender que es impensable”.

La moral y los ideales judíos han ganado una aceptación casi universal. Y con eso, han generado una violenta resistencia al mensaje judío.

Entendiendo qué es ser judío

El pueblo judío puede tolerar casi cualquier persecución. Durante toda la historia, el judaísmo ha sobrevivido incontables incidentes abominables de discriminación y persecución. ¿Cuál es el secreto de su persistente fortaleza?

El filósofo Friedrich Nietzsche dijo una vez: “Quien tiene un por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”. Es decir, si una persona entiende el profundo significado de la experiencia, podrá tolerar cualquier circunstancia de la vida.

A través de los milenios, el pueblo judío sufrió enormes cantidades de odio – conduciendo finalmente al genocidio. Y a pesar de todo, el pueblo judío se ha mantenido judío. ¿Por qué? Porque entendieron que valía la pena. Entendieron el significado de ser judío y estaban dispuestos a pagar el precio.

Si los judíos no hubieran visto ningún significado a su dolor no hubiesen querido mantener su identidad judía. Es por eso que la asimilación está tan difundida hoy en día – muchos judíos no ven por qué deberían “perderse” la vida y marginarse.

En otras palabras, antisemitismo + ignorancia = asimilación.

Si entendiéramos por qué los judíos son tan odiados, podríamos entender qué son los judíos y, más importante aún, lo que los judíos pueden ser. Se ha hecho un enérgico esfuerzo para remover el elemento judío del antisemitismo y, como consecuencia, se ha ignorado el mensaje crítico que el antisemitismo enseña sobre la singularidad y el especial valor de un judío. Esto es por sí mismo una razón apremiante para que los judíos aprendan sobre antisemitismo y sobre lo que significa ser judío.

Aunque no vivamos en la Alemania nazi donde mataban judíos; vivimos en un mundo que es sutilmente antisemita. Ya sean las condenas de la ONU; el favoritismo mediático en contra de Israel o la violencia contra los judíos en Europa, el odio a los judíos está ahí. Sutil, pero persistente.

La metáfora del “pelirrojo”

Los judíos conocen muy bien la carga de ser judíos. Sin la belleza y el entendimiento de los beneficios del judaísmo, van a decir, “Deshagámonos de esto. ¿Quién lo necesita? Quiero librarme de ser judío”.

Imagina que tienes una hija, y que finalmente llega el día en que comienza el primer grado – unirse al mundo exterior y a la sociedad por primera vez. Al igual que todos los padres jóvenes, estás nervioso. La mandas a la escuela preguntándote: ¿Será aceptada? ¿Encajará? ¿Será sociable y tendrá amigos? etc.

Al regresar a casa ese día, estás ansioso por escuchar sobre el primer día de tu hija. Pero ves que está deprimida. Preguntas “¿Qué pasó?” Responde, “Durante el recreo todos los chicos se rieron de mí. Miraban mi cabello rojo y me dijeron “Cabeza de Zanahoria”. ¡Fue terrible!”.

Estás devastado. Todo el futuro de tu hija, su autoestima, está en peligro.

“¿Qué será? ¿Qué puedes hacer al respecto?”.

La solución más fácil a este problema es teñir su cabello. ¡Listo! No más cabello rojo, ahora es castaño. ¡El problema está solucionado!

¿Cuál es la solución más difícil? Redefinir la situación. Decirle: “No importa lo que digan sobre tener cabello rojo, no es malo. ¡Es precioso! ¡Es maravilloso! Es único. Tiene estilo y personalidad. Es extravagante”. Lo redefines. Y ella no tiene más problemas. Porque su problema no era realmente un problema, sino que era un prejuicio de los demás.

En realidad, ¿Qué es lo peor que le puedes hacer a esta niña? Teñir su pelo. ¿Por qué? Porque estás confirmando sus miedos. Le estás diciendo: “Ellos tienen razón. En verdad el pelo rojo es malo. Deshagámonos de él”.

Esta es nuestra situación. Por un lado, ser judío es como haber nacido pelirrojo. No es popular. Hay personas que nos degradarán por eso.

A menos que cada judío tenga un gran entendimiento de la importancia de ser judío, por definición, no le va a gustar ser judío. No se va a gustar a sí mismo.

¿Cuál es la mejor forma de obtener esta percepción alternativa de lo que es ser judío?

Hemos llegado a la comprensión del antisemitismo y su causa.

La causa es la solución

La solución al antisemitismo es exactamente lo mismo que la causa: así como los valores y las creencias judías causan el antisemitismo, asimismo, los valores y las creencias judías finalmente lo eliminarán.

El mensaje que los judíos cargan es la receta para conquistar el mal. Cuanto más efectivamente los judíos transmitan su especial mensaje, más cerca estarán de hacer que un holocausto – ya sea en contra de los judíos o de cualquier otro grupo – sea imposible.

Sólo cuando los judíos actúen como judíos – cuando el mensaje de ética y moralidad de la Torá sea conocido en todo el mundo – podremos tener la esperanza de vivir en un mundo donde el mal sea erradicado.

Aquí yace la exquisita ironía de la historia judía. A pesar de que los judíos no presentaron ninguna amenaza militar, política o económica; y que nunca fueron más que una pequeña fracción de la población mundial, siempre fueron un poder principal ante los ojos de la humanidad. ¿Por qué? Por el mensaje que llevan – la Torá.

Las ideas judías influencian el mundo, pero el mundo no podrá absorber el mensaje apropiadamente a menos que los mensajeros – los judíos – lo sepan y lo enseñen.

En lugar de “¿Por qué los judíos?” la pregunta es: “¿Por qué ser judío?”.

La respuesta a esta pregunta es crítica para ti, para el pueblo judío, y finalmente, para el mundo. Cuando los judíos deben vivir en una sociedad antisemita, dentro del contexto de un pasado lleno de antisemitismo, deben tener un fuerte sentido íntimo de por qué ser judío es significativo y valedero; y de por qué vale la pena el esfuerzo.

¿Cuál es la mejor forma de obtener una percepción positiva y optimista sobre ser judío?

La respuesta es obvia: con educación judía.

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