El poder de la comunidad

5 min de lectura

Vaiakel (Éxodo 35:1-38:20 )

Ideas de la parashá inspiradas en las enseñanzas de Rav Yaakov Weinberg zt''l.

Aquí vamos de nuevo. Parece un deja vu. ¿No acabamos de leer, hace unas semanas, el relato de la construcción del Tabernáculo? Sin embargo, lo volvemos a leer en la parashá de esta semana. Incluso Rashi, el más famoso comentarista, nos dirige a sus comentarios previos sobre la construcción del Tabernáculo (ver Rashi 35:5) y no se explaya aquí. A pesar de eso, sabemos que la Torá no tiene ni siquiera una letra de más, mucho menos una sección completa. ¿Cuál es la causa de la repetición?

Otra pregunta: ¿Tiene algún significado el nombre de la parashá, Vaiakel?

En general, los nombres de las porciones de la Torá son importantes y no la mera consecuencia de la decisión de utilizar una de las primeras palabras de las mismas. Incluso si esa es la costumbre, la aceptación colectiva del pueblo judío de esta realidad tiene un significado.

En la ley y la literatura judía, encontramos un principio descrito como minhag Israel Torá, ‘la costumbre de la nación judía se convierte en ley’. Si bien una explicación completa de este tema está más allá del alcance de este ensayo, sí aprendemos del mismo que el alma y el espíritu de los judíos es consciente de la importancia y la santidad de ciertas prácticas, y responde adoptándolas como parte del judaísmo (esto, por supuesto, no incluye prácticas que contradicen a la Torá). Por lo tanto, si nosotros, como nación, aceptamos los nombres de las porciones de la Torá, sabemos que esos nombres tienen una importancia cósmica que nos ayuda a entender cada parashá.

¿Qué importancia tiene para nuestra parashá el nombre Vaiakel, ‘Y él (Moshé) congregó’? (1).

La respuesta a nuestra pregunta la encontramos en un pasaje del Talmud. El Talmud declara (resumido):

¿De dónde aprendemos que la Presencia Divina está cuando reza un grupo de diez personas (un minián)? Porque el versículo en Salmos 82:1 dice: “Dios se yergue en Su asamblea”. ¿De dónde aprendemos que Dios está con dos personas que estudian Torá juntas? Porque el versículo en Malají 3:16 dice: “Entonces hombres temerosos de Dios hablaron uno con otro, y Dios escuchó”. ¿Y de dónde derivamos que incluso cuando una persona sola estudia Torá, Dios está con ella? Porque el versículo en Éxodo 20:21 dice: “…En todo lugar donde sea mencionado Mi Nombre, vendré a ti y te bendeciré”.

Ahora, si la presencia Divina está incluso con una persona, ¿por qué necesitamos un versículo que nos enseñe que Hashem está con dos o con diez? La respuesta es que Dios escribe un grupo de dos en Su Libro de Recuerdos, mientras que el estudio de un individuo no es escrito allí. Con un grupo de diez, Dios viene a ellos antes de que comiencen a rezar (Talmud de Babilonia, Brajot 6a).

La pregunta que quizás tienes, también la tuvo Tosafot. ¿Como podemos sugerir que Dios sólo escribe el estudio de Torá de un grupo de dos? ¿No rezamos en Rosh Hashaná para que Dios nos inscriba en Su Libro de la Vida, tanto si estamos o no con un grupo? Además, la Mishná en Pirkei Avot dice que “todas nuestras acciones son escritas en un libro”.

La respuesta de Tosafot es que esa cita del Talmud acepta que todas nuestras acciones son registradas en el libro de Dios, pero cuando estudiamos con un compañero, la acción es registrada en un libro separado.

De acuerdo con Tosafot, pareciera que Dios tiene un libro para mitzvot realizadas por individuos y otro para mitzvot realizadas por grupos. Sabemos que cuando el Talmud habla sobre los libros de Dios, la referencia es figurativa. Dios no tiene un cuerpo físico, y tampoco hay nada físico en el Cielo. Sin embargo, la metáfora de los libros tiene sentido. No es sólo una descripción bonita. La respuesta es que cuando un grupo de personas hace una mitzvá, es una realidad espiritual muy diferente a la generada cuando la mitzvá es realizada por un solo individuo. La diferencia no radica en la cantidad de personas involucradas, sino en que, ante los ojos de Dios, cuando participa un grupo la acción es cualitativamente diferente. Eso merece un archivo espiritual grupal y no puede ser archivado con las acciones positivas de los individuos.

El trabajo en equipo, en comunidad, genera sinergia, produciendo un resultado superior a la suma de los logros que cada individuo hubiese logrado por su cuenta. Un equipo consigue logros que sus miembros no hubiesen podido imaginar de forma individual. Esta verdad se aprecia tanto en los deportes colectivos como en proyectos laborales.

Lo mismo ocurre en el mundo espiritual. La calidad de la mitzvá es mucho mayor cuando la hace un grupo de personas, y Dios así la considera en el Cielo. Es por eso que la Mishná en Pirkei Avot 4:14 dice: “Todo grupo reunido en nombre del Cielo tendrá resultados duraderos”.

Entonces, ¿por qué repetimos la construcción del Tabernáculo? La respuesta está en el poder de la comunidad. El libro de Éxodo trata sobre la formación del pueblo y la comunidad judía. En Éxodo nos convertimos en nación, tanto en la esclavitud como en la libertad. Aquí aceptamos la Torá en el Sinaí y recibimos nuestra misión nacional de ser una “luz para el mundo”. Entonces, ¿no es apropiado concluir Éxodo con el brillante logro nacional de traer la Presencia de Dios al mundo a través del Tabernáculo? Es cierto, ya mencionamos en detalle la importancia del Tabernáculo en parashiot anteriores (ver Un tedioso Tabernáculo), pero ahora encontramos la construcción del Mishkán como una comunidad.

Antes, Moshé recibió los mandamientos de Dios de forma individual. Esa era la etapa de planeamiento. En este momento, Moshé transmite estos mandamientos a la nación judía. Ahora es la etapa de la construcción. Esos mandamientos, y su cumplimiento por parte de todo el pueblo judío, son llevados a cabo, y traen una realidad cualitativamente diferente a la generada con la mención original a Moshé.

Dios desea resaltar la idea de la fuerza de la comunidad, por lo que repite las secciones de la construcción del Tabernáculo exhibiendo el logro comunitario del pueblo judío.

Esa es la razón por la que la parashá se llama Vaiakel (“Y [Moshé] congregó”). La clave de toda la parashá es entender la importancia de una congregación y el poder espiritual de sus acciones. El pueblo judío cumplió su misión de traer a Dios al mundo mediante el Tabernáculo, y lo hizo como una comunidad, no como millones de individuos. Ellos entendieron la realidad especial de las acciones grupales, particularmente de una nación entera, y valoraron cada detalle de la construcción del Tabernáculo. Por eso Dios escribió de nuevo cada detalle, porque quiere que también nosotros los valoremos.

Al leer la parashá Vaiakel, interioricemos la maravillosa fuerza de la construcción comunitaria y del trabajo en equipo en todos los aspectos de nuestra vida.


Nota al pie

1. Además, encontramos el siguiente comentario místico de Rav Ieshaiá Horowitz (Shnei lujot habrit, Vol. 1, pág. 10a, alrededor del siglo XVII): “si alguien es ignorante e intenta estudiar Torá sin lograr entender nada, debe recitar, con todo su corazón, los nombres individuales de los Cinco Libros de Moshé. A continuación debe continuar con los nombres de las parashiot de la Biblia. Debe decir los nombres de todos los libros de los profetas, los tratados del Talmud y los Midrashim. Entonces tendrá el mérito de entender toda la Torá en el Mundo Venidero”.

Definitivamente Rav Horowitz le da una gran importancia y significado espiritual a los nombres de las parashiot.

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