Si hay voluntad, hay una manera de lograrlo

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Vaiejí (Génesis 47:28-50:26 )

Ideas de la parashá inspiradas en las enseñanzas de Rav Yaakov Weinberg zt''l.

¿Confías en tu mejor amigo? ¿Y en tu hijo? Espero que hayas respondido afirmativamente. Entonces, ¿por qué en nuestra parashá Iaakov desconfió de Iosef con respecto a ser enterrado en Mearat Hamajpelá, la ‘Cueva de los Patriarcas’, en Jevrón? Vamos a analizarlo.

Al comienzo de la parashá (47:29), Iaakov siente que su muerte se aproxima y hace planes para su entierro. Manda a llamar a Iosef y le hace declarar que no lo enterrará en Egipto sino en Jevrón, con Abraham e Itzjak.

Iosef acepta de inmediato. Pero para Iaakov eso no fue suficiente y lo hizo jurar, algo que Iosef también hizo.

¿Por qué no fue suficiente la palabra de Iosef? Además de ser el hijo preferido de Iaakov, Iosef era una persona sumamente recta. ¿Acaso él violaría la orden de su padre? ¿Por qué Iaakov sintió la necesidad de hacer que Iosef jurara cumplir con su pedido?

Más adelante, volvemos a encontrar la aparente preocupación de Iaakov. Al terminar de bendecir a sus hijos, Iaakov vuelve a decirles a todos que lo entierren en Jevrón (49:29). ¡Pero Iaakov ya había hecho que Iosef jurara hacerlo! ¿Por qué ordenar nuevamente que lo entierren en Jevrón?

La explicación es que Iaakov temía las excusas, incluso las válidas. Sí, sabía que Iosef no obviaría intencionalmente su deseo, pero podría tener una razón legítima para no cumplirlo. Quizás Iaakov pensó que el faraón no querría que fuera enterrado fuera de Egipto. Iaakov era una personalidad famosa, algo que podría llevar a que el faraón deseara que su tumba estuviera en Egipto. De esa manera, era posible que el faraón no le permitiera a Iosef llevar el cuerpo de Iaakov a Israel. Por eso Iaakov hizo que Iosef jurara, no porque no confiaba en él, sino porque sintió que el faraón no le impediría hacerlo si Iosef le decía que había jurado al respecto.

Efectivamente, cuando Iosef le pide al faraón permiso para llevar el cuerpo de Iaakov a Israel, la única razón por la que el faraón aceptó fue por su juramento: “El faraón dijo: ‘Ve y entierra a tu padre, ya que le juraste’" (Génesis 50:6).

Esta es también la razón por la que Iaakov mencionó su pedido sobre el entierro a todos los hermanos y no sólo a Iosef. Si por alguna razón Iosef era incapaz de cumplir con su pedido debido a su lealtad al faraón, quizás los otros hermanos encontrarían una forma de hacerlo.

Iaakov temía que las excusas o racionalizaciones impidieran el cumplimiento de su deseo. Él ansiaba desesperadamente ser enterrado con sus padres en Jevrón, y acudió a todos los medios disponibles para asegurar que eso ocurriera. Él tenía que ser enterrado en Jevrón. Nada podía impedirlo. La palabra "no" no era parte de su vocabulario.

Todos sabemos que cuando realmente queremos lograr algo, nada puede interponerse en nuestro camino. Si soy extremadamente fanático de los deportes y se está jugando el campeonato más importante, tengo que conseguir entradas para el partido. Y si debo hacerlo, me pararé en la fila con 24 horas de anticipación para comprar una entrada. Si mi auto se rompe, caminaré. No habrá lugar para excusas.

Hay un viejo dicho: "si hay voluntad, hay una manera de lograrlo". La pregunta es: ¿Qué es lo que nuestra voluntad realmente desea? ¿Podemos decir con honestidad que no estudiamos, rezamos o realizamos actos de bondad porque estamos demasiado cansados u ocupados? ¿O no tenemos suficiente voluntad en esas áreas espirituales? Al enfrentar un desafío, incluso pequeño, ¿nos escondemos o continuamos adelante con una actitud de “tiene que funcionar a toda costa”?

Pongamos por ejemplo el caso de alguien que llamaremos David. Desafortunadamente David se volvió adicto a las apuestas. Cuando reaccionó y entendió que estaba destruyendo tanto su alma como su vida, necesitó con urgencia un plan que garantizara que nunca volvería a apostar. No aceptaría excusas. Decidió que le juraría a Dios que dejaría de apostar y que, si alguna vez apostaba, Dios debía hacerse cargo. Es un comportamiento bastante intenso y definitivamente no para cualquier persona, pero de David podemos decir una cosa: ¡Definitivamente tenía mucha voluntad espiritual!

¿Cuál es nuestra excusa en nuestra vida? ¿Cuánto queremos realmente crecer espiritualmente? ¿Qué tan a menudo dejamos que las excusas tomen el control?

Siempre debemos recordar lo que dijo un hombre sabio: "Hazlo o no lo hagas. Intentar no es una opción".

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