El rol de Itzjak

6 min de lectura

Toldot (Génesis 25:19-28:9 )

Perspectivas de la Torá prácticas para la vida.

La Torá dedica varias parashiot a la vida de los patriarcas Abraham y Yaakov, mientras que sólo una parashá, Toldot, se enfoca en Itzjak. E incluso en esta parashá, sólo hay una historia que involucra a Itzjak y que no involucra a algún otro patriarca: la historia del período que vivió en Guerar, la tierra de los filisteos.

Esta historia relata cómo Itzjak se vio forzado por una hambruna a mudarse a Guerar, lugar en el cual tuvo que decir que su esposa Rivka era su hermana, tal como había tenido que hacer su padre muchos años antes. Luego la Torá explica largamente cómo los filisteos sellaron los pozos que Abraham había excavado y cómo Itzjak los volvió a excavar. Itzjak se encontró con mucha hostilidad por parte de los filisteos nativos y finalmente hizo un pacto con Avimélej, el rey de los filisteos.

Es muy difícil extraer alguna lección significativa de esta historia en un análisis superficial. Pero en realidad, si profundizamos un poco, esta historia nos entrega la clave para entender a Itzjak. El aspecto más llamativo del actuar de Itzjak es que fue muy similar al actuar de su padre. Cuando hubo una hambruna en la época de Abraham, éste se dirigió a Egipto; Itzjak planeaba hacer lo mismo hasta que Dios le dijo que no dejara la tierra de Israel. A continuación, Itzjak volvió hacia los pozos que había excavado su padre, pero que ahora estaban sellados, los volvió a excavar y les puso el mismo nombre que su padre les había dado anteriormente1.

Rabeinu Bejaie comenta que las acciones de Itzjak que acabamos de describir nos enseñan el concepto de mesorat avot, que es el seguir las tradiciones de nuestros padres a lo largo de todas las futuras generaciones del pueblo judío2.

Itzjak no quiso desviarse ni un centímetro del camino que había recorrido su padre. Rav Matitiahu Salomon explica el rol que tuvo Itzjak entre los patriarcas: Abraham fue el pionero; sentó los precedentes y puso las señales en el camino. El rol de Itzjak fue consolidar todo lo que había hecho su padre, seguir sus pasos con precisión y, de esta forma, establecer para todas las generaciones futuras la primacía de seguir la mesorá (tradición).

El objetivo de la vida de Itzjak no era buscar nuevas formas y nuevos caminos, sino que era seguir fielmente el camino que había recorrido su padre. Por lo tanto, cuando hubo una hambruna en la tierra, inmediatamente pensó ir a Egipto, ya que así había hecho su padre. Cuando fue a Guerar, excavó los mismos pozos que había excavado su padre y les dio los mismos nombres que les había dado Abraham3.

Sin embargo, hay un aspecto de Itzjak que pareciera contradecir la idea de que siguió a su padre en todos los aspectos: Abraham e Itzjak tenían personalidades muy diferentes. Abraham personificaba el atributo de jésed, y esparcía su bondad por doquier. Itzjak, por otro lado, se caracterizaba por su auto disciplina y fortaleza interior. Abraham fue el mejor ejemplo a seguir que uno podría tener; hubiese sido natural que Itzjak tratara de emular cada una de las acciones de su padre. Sin embargo, Itzjak no se contentó con eso y forjó su propio camino en el servicio a Dios.

Vimos que, por un lado, Itzjak representa la continuación de la tradición al no desviarse del camino que su padre había fijado. Pero por el otro lado, Itzjak poseía un carácter completamente diferente al de su padre. ¿Cómo podemos conciliar estos dos aspectos de Itzjak? La verdad es que no hay contradicción.

Todo judío nace con una línea de tradición que se remonta hasta Abraham, y está obligado a adherirse por completo a las instrucciones y actitudes que involucra esta línea de tradición. Una persona no puede elegir sus propios valores; hay una tradición que lo guía en la vida.

Pero al mismo tiempo, esto no significa que todas las personas que estén en la cadena de la mesorá deban ser idénticas unas a otras en todos los aspectos; hay muchas formas en las que una persona se puede expresar a sí misma dentro del marco del cumplimiento de la mesorá.

El Jafetz Jaim pregunta ¿por qué la Torá enfatiza que el Árbol de la Vida estaba en el medio (betoj) del Gan Edén? Y responde que esto nos enseña que hay un punto central de verdad pero que hay muchos puntos que lo rodean, cada uno de los cuales se encuentra a la misma distancia del centro. De la misma manera, hay muchos enfoques del judaísmo que enfatizan diferentes formas de servicio y diferentes rasgos personales, y mientras estos permanezcan dentro de los límites de la mesorá, todos tendrán la misma validez4.

Hubo una Ieshivá en particular que acentuaba la idea de que ninguna persona debía ser forzada a encajar en un molde específico: la de Slobodka. Rav Noson Tzvi Finkel, el Alter de Slobodka, hacía mucho hincapié en la singularidad de cada individuo. Él temía contratar maestros demasiado carismáticos en su Ieshivá ya que temía que abrumaran a los estudiantes con su gran personalidad5. Este énfasis en alentar a un estudiante para que desarrolle su individualidad permeó las enseñanzas de los estudiantes de la institución.

Rav Yaakov Kamenetsky, un ex alumno de Slobodka, siempre enfatizó la importancia de la independencia en el estudio. Pese a que no menospreciaba la importancia de la devoción que un estudiante debe tener por su maestro, acentuaba que esta no debía evitar que el estudiante desarrollara su propio poder de análisis y que llegara a sus propias conclusiones6.

Rav Kamenetsky adoptó un enfoque similar en el área de la ideología; creía que si una persona tenía una tendencia hacia una cierta corriente válida de Torá, entonces no había que prohibirle que la investigara incluso si contrastaba con la perspectiva tradicional de su familia.

Una familia, que era cercana a Rav Kamenetsky, quedó sumamente conmocionada cuando se enteraron que el menor de sus siete hijos quería ser un jasídico de Skverer. Por lo tanto, fueron con el muchacho a ver a Rav Yaakov esperando que él convenciera al joven de que los hijos de las buenas familias alemanas no se hacen jasídicos. Pero para su sorpresa, Rav Kamenetsky se dedicó a asegurarle a la familia que el hecho que el muchacho quisiera seguir un camino diferente en su servicio a Dios no era un tema que debiera preocuparles. Obviamente su hijo tenía ciertas necesidades emocionales que podían ser satisfechas si se hacía jasídico, por lo que la familia debía respetar dichas necesidades. Incluso les recomendó un paso más radical de lo que los padres estaban dispuestos a considerar: ¡Que enviasen al muchacho a una Ieshivá de Skverer7!

La idea de que hay muchas formas válidas en las que un judío observante se puede expresar es relevante en muchas áreas de nuestras vidas, como por ejemplo en el desarrollo de la personalidad propia. Muchas sociedades tienen una tendencia que lleva a que ciertos rasgos de personalidad sean más alabados que otros. Por ejemplo, ser extrovertido y seguro suele ser algo muy positivo, mientras que ser tímido y retraído suele ser visto de forma negativa.

Un padre extrovertido que tiene un hijo introvertido puede tender a pensar que la naturaleza tranquila de su hijo es un defecto de su personalidad, y por lo tanto, puede tender a presionarlo para que cambie. Sin embargo, lo más probable es que sólo logre hacer que el niño sienta que es inadecuado. La tarea del padre es entender que quizás su hijo es diferente a él, aceptarlo como es y trabajar en sus fortalezas. Del mismo modo, puede que un niño encuentre difícil sentarse durante largos períodos de tiempo y enfocarse en el estudio; si un padre o un maestro ejercen demasiada presión sobre el niño, lo más probable es que cuando crezca se rebele.

Pese a que este mensaje aplica principalmente a la paternidad, también aplica en gran medida a nuestro servicio a Dios.

Puede que a veces nos sintamos inadecuados en algunas áreas de la vida ya que no "encajamos" en el consenso de la sociedad en la que vivimos. Sin embargo, si se nos permitiera expresar nuestras fortalezas, podríamos encontrar más satisfacción en nuestras vidas, personalidades o estudio. Obviamente esto debe ser hecho con una guía y con un estricto apego a la mesorá.

¿Cuáles son los beneficios de alentar a una persona a expresar su individualidad dentro de la Torá? Anteriormente dijimos que la Ieshivá que hacía el mayor hincapié en esta idea era Slobodka. Si nos fijamos en los egresados de todas las grandes Ieshivot, veremos que Slobodka fue por lejos la que produjo más rabinos importantes8. Y lo más sorprendente de todo es ver cuán diferentes eran todos estos rabinos entre sí. Al enfocarse en la singularidad de cada individuo, el Alter pudo sacar a la luz lo mejor de cada uno de sus estudiantes. Si logramos emularlo, entonces tendremos una probabilidad mucho mayor de que todos nosotros —tanto nuestros hijos como nuestros estudiantes, e incluso nosotros mismos—, vivamos una vida mucho más feliz y exitosa.


1 Toldot, 26:18.

2 Rabeinu Bejaie, ibíd.

3 Matanot Jaim, Cap. 2. “Los caminos de los patriarcas”.

4 Jofetz Jaim Al HaTorá, 2:9.

5 Ver Rav Yaakov Rosenblum, Cap.2, pp. 50-56.

6 Ibíd., pp.55-6.

7 Ibíd., p. 328.

8 Incluidos en esta lista están: Rav Aharon Kotler zt”l, Rav Yaakov Kamenetsky zt”l, Rav Yaakov Itzjak Ruderman zt”l, Rav Itzjak Hutner zt”l, Rav Reubén Grozovsky zt”l (Rosh Ieshivá de Torá Vedaas), Rav Dovid Leibowitz zt”l (el primer Rosh Ieshivá de Tora Vedaas y subsecuentemente fundador de la Ieshivá Jafetz Jaim), Rav Isaac Sher zt”l (Rosh Ieshivá de Slobodka), Rav Iejézquel Sarna zt”l (Rosh Ieshivá de Hebrón); Rav Meir Jodosh zt”l. El hijo del Alter, Rav Eliezer Yehuda Finkel, fue el Rosh Ieshivá de Mir.

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