Sólo los que poseen tierras

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Ki Tisá (Éxodo 30:11-34:35 )

Ningún hombre codiciará tu tierra cuando asciendas para aparecer delante de Hashem, tu Dios, tres veces al año. (Shemot 34:24)

Tres veces al año, todos los hombres judíos debían cumplir la mitzvá de aliá lareguel, ir al Bait HaMikdash en Ierushalaim y celebrar las festividades "delante del Amo, Hashem, el Dios de Israel". ¿Pero quién iba a cuidar sus granjas cuando todos partían? Nadie. La Torá nos asegura (Shemot 34:34) que no iba a ser necesario que nadie se quedara a cuidar sus terrenos y sus pertenencias, porque "Ningún hombre codiciará tu tierra cuando asciendas para aparecer delante de Hashem, tu Dios, tres veces al año".

Esta es una promesa muy grande y obviamente tenía el objetivo de calmar los temores de quienes más dudaban. No parece ser algo central de la mitzvá de aliá lareguel. Sin embargo, de este versículo el Talmud (Pesajim 8b) deriva que sólo los que poseían terrenos debían peregrinar a Ierushalaim. Las personas que no poseían tierras, a quienes no se les podía aplicar la promesa de que "ningún hombre codiciará tu tierra", no estaban obligados a ir.

¿Por qué alguien debe verse privado de "aparecer delante de Hashem, tu Dios" sólo porque no posee ningún terreno? ¿Acaso esto es justo? ¿Qué conexión hay entre peregrinar tres veces al año a Jerusalem y poseer tierras?

En este versículo también encontramos un Nombre de Hashem (Adón, el Amo) que aparece en la Torá sólo dos veces, aquí y en la Parashat Mishpatim (Shemot 23:17), en ambos casos con respecto a la mitzvá de aliá lareguel. ¿Qué significa esto?

En la parashat Mishpatim, el Sforno señala que el título Adón, el Amo, se usó para indicar que Hashem es el Amo de la Tierra. A partir de este enfoque, quizás podemos ver la mitzvá de aliá lareguel desde una nueva perspectiva. La esencia de la mitzvá no es sólo celebrar las festividades en Ierushalaim, en el Beit HaMikdash, lo cual de hecho es algo maravilloso. En un nivel más profundo, la mitzvá nos enseña que todo el mundo le pertenece a Hashem y no a mí. Puedo dejar mi casa, mi granja y mi propiedad desprotegida, y no tengo que preocuparme por eso. ¿Por qué? Porque en esencia no es mío. Hashem prometió que "nadie codiciará la tierra" y yo podré regresar y retomar el curso de mi vida. Y puedo estar completamente tranquilo al respecto, porque en verdad no es mi tierra, sino que todo pertenece a Hashem.

Si es así, podemos entender por qué la persona que no posee tierras está exceptuada de la mitzvá. Obviamente que, si lo desea, puede ir a Ierushalaim y celebrar, pero la mitzvá de aliá lareguel no lo incluye porque no posee tierras y este mensaje crítico de la mitzvá no se aplica a él.

El Rebe de Kotzk ofrece una respuesta diferente. ¿Por qué la persona que no posee tierras está exceptuada de la mitzvá de aliá lareguel? Porque no la necesita.

Sólo la persona que posee tierras, cuya visión está nublada por el materialismo, necesita ir a Ierushalaim para ver la Shejiná. La persona que no poseía tierras, el hombre pobre que carecía de cosas materiales y cuya visión no estaba desdibujada por el materialismo, no necesitaba ir a Ierushalaim para ver la Shejiná. Él la veía en todas partes.

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