Ni a la izquierda ni a la derecha

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Shoftim (Deuteronomio 16:18-21:9 )

Ideas avanzadas basadas en el Midrash y la Cábala.

La parashat Shoftim habla de la nueva realidad que emergería con la conquista de la Tierra de Israel. Con la muerte de Moshé, el pueblo perdería tanto un líder político como el árbitro religioso; necesitaría nombrar jueves y eventualmente elegir un rey.

La Torá dice:

Si algo está más allá de ti respecto a un juicio, entre sangre y sangre, entre veredicto y veredicto, o entre afección y afección [de plaga], asuntos de controversia en tus ciudades, entonces deberás levantarte y subir al lugar que Hashem tu Dios haya escogido. Y vendrás ante los cohanim, los leviim, y ante el juez que esté en aquellos días; tú deberás inquirir y ellos te informarán la palabra del juicio. Deberás hacer conforme a la palabra que ellos te declaren, desde el lugar que Hashem haya escogido, y serás cuidadoso en hacer conforme a todo lo que ellos te instruyan. Conforme a la instrucción que ellos te instruyan y conforme al juicio que ellos te declaren deberás hacer; no te apartarás de la palabra que ellos te declaren ni a la derecha ni a la izquierda. Y el hombre que actúe con premeditación para no escuchar al cohen que está allí para servir a Hashem tu Dios o al juez, ese hombre deberá morir; así eliminarás el mal de Israel. (Deuteronomio 17:8-12)

En áreas de confusión, los jueces tienen permitido interpretar la ley como les parezca adecuado. El Talmud indica que esta prerrogativa no pertenece a cualquier corte sino que es la función de la Corte Suprema en Jerusalem: el Sanedrín.

Rabí Iosi dijo: "Originalmente no había muchas disputas en Israel, sino que había un Tribunal de 71 miembros que se sentaba en el Salón de las Piedras Talladas, y dos cortes de 23 que se sentaban una en la entrada del Monte del Templo y una en la puerta de la Corte [del Templo], y otras cortes de 23 se sentaban en todas las ciudades judías. Si había que inquirir sobre un tema, se consultaba con la corte local.

Si ellos tenían una tradición, [entonces] la declaraban, y si no iban a la corte más cercana. Si ellos tenían una tradición al respecto, la declaraban, y si no, iban a la Corte situada en la entrada del Monte del Templo. Si ellos tenían una tradición, la declaraban y si no, iban a la corte sitiada en la entrada del Tribunal, y él [quien difería de sus colegas] declaraba: "Así lo he expuesto yo y así expusieron mis colegas; así enseñé yo y así enseñaron ellos".

Si ellos tenían una tradición, entonces la declaraban, y si no, todos procedían a la Sala de las Piedras Talladas, donde se sentaban ellos [el Sanedrín] desde la mañana hasta la noche; en Shabat y en las festividades se sentaban dentro de la sala.

Entonces les formulaban a ellos la pregunta: si tenían una tradición la declaraban y si no, hacían una votación. Si la mayoría votaba "impuro" así lo declaraban; si decían "puro" así lo declaraban. Pero cuando se incrementaron los discípulos de Shamai y de Hilel, que no habían estudiado suficiente, las disputas se multiplicaron en Israel y la Torá se volvió como si fuera dos Torot" (Sanedrín 88b).

***

LOS PRINCIPIOS DE LA TORÁ

Los más grandes eruditos recibieron el poder de aplicar los principios de la Torá tanto Oral como Escrita, y utilizar estos principios cuando se presentaban casos nuevos, o cuando surgía confusión respecto a la ley existente. A pesar de los atributos de los jueces que poseían la combinación de proeza intelectual con niveles morales personales superiores, seguía existiendo la posibilidad de que ocurriera un error. En esos casos surgía la pregunta: ¿acaso los Sabios mantienen su autoridad si eventualmente llegan a equivocarse?

La base textual para la pregunta gira en torno a la declaración de la Torá:

Conforme a la instrucción que ellos te instruyan y conforme al juicio que ellos te declaren deberás hacer; no te apartarás de la palabra que ellos te declaren ni a la derecha ni a la izquierda.

Rashi cita una tradición del Sifri:

Incluso si ellos te dicen que la derecha es la izquierda y la izquierda es la derecha (debes escuchar a los Sabios), por cierto si te dicen que tu derecha es la derecha y que la izquierda es la izquierda. (Rashi, Deuteronomio 17:11)

La misma idea la encontramos en el Midrash Shir HaShirim:

No debes alejarte de la sentencia que ellos declaren ni a la derecha ni a la izquierda. Si ellos te dicen que la mano derecha es la derecha y que la mano izquierda es la izquierda, escúchalos; e incluso si te dicen que tu mano derecha es la izquierda y que tu mano izquierda es la derecha. (Midrash Rabá – El Cantar de los Cantares 1:18)

Este concepto de la autoridad absoluta de los Sabios es bastante perturbador, en especial en esos casos en los que parece que ellos están equivocados. El Talmud de Jerusalem registra una opinión disidente:

¿Cómo es posible que si ellos te dicen que tu derecha es la izquierda y la izquierda es la derecha tengas que hacerles caso? El versículo enseña que debemos seguir [a los Sabios] "a la izquierda y a la derecha" sólo cuando ellos dicen que tu derecha es la derecha y tu izquierda es la izquierda. (Ierushalmi Horaoit 2b)

Este enfoque es reconfortante, porque el individuo no está obligado a seguir a los Sabios que se van del camino. Sin embargo, la ley normativa sigue el enfoque de Rashi.

***

LA DESVENTAJA

Por otro lado, hay una desventaja en la opinión del Talmud de Jerusalem. Eso puede llevar fácilmente a una situación de anarquía religiosa, donde cada persona hace "lo que es correcto a sus ojos". Esta situación potencial (de muchas disputas y muchas opiniones) es a lo que se alude al final del pasaje del Talmud antes citado.

Maimónides identifica esta tragedia histórica (la educación insuficiente de los discípulos de Hilel y Shamai) con la destrucción del Sanedrín:

Cuando funcionaba el Gran Tribunal, no había disputas [no resueltas] en Israel… Cuando el Tribunal dejó de funcionar, las discusiones se volvieron numerosas en Israel (Maimónides, Leyes de Mamrim 1:4)

Aunque el Talmud señala a los discípulos de Hilel y Shamai, el Rambam reemplaza los nombres específicos de los estudiantes de Hilel y Shamai con la raíz conceptual del origen de los conflictos no resueltos: la carencia de un Tribunal superior en funcionamiento. Esta situación permitió que diversos individuos hicieran lo que ellos consideraban correcto. Sin duda cada parte fue intelectualmente honesta, y no tenemos razones para dudar de la objetividad de cada lado. Sin embargo, ya no existía la institución que podía resolver los conflictos.

Si bien el problema de que el Tribunal se equivoque es desconcertante, la idea de no tener un Tribunal es todavía más aterradora.

***

SEGUIR A LOS SABIOS

Najmánides instruye al individuo que siga a los Sabios, incluso cuando piensa que los Sabios están equivocados.

Lo primero que aprendemos de esta observación es que sólo porque la persona piensa que los Sabios están equivocados, eso no significa que de hecho estén equivocados. Najmánides sigue diciendo que el individuo, que personalmente está convencido del error de las palabras de los Sabios, debe consolarse sabiendo que Dios fue quien le ordenó cumplir los dictámenes de los Sabios, incluso si ellos se equivocan. A continuación, Najmánides nos recuerda que los Sabios son guiados por Dios, por lo que el individuo que asume que los Sabios están errados debe considerar la protección Divina al tratar de determinar la probabilidad del error.

Najmánides se refiere a la famosa discusión entre dos grandes sabios de la era de la Mishná. Rabí Iehoshúa y Rabán Gamliel llegaron a conclusiones diferentes respecto a la fecha del Año Nuevo. Esta discusión tenía serias ramificaciones, incluyendo en qué día se debía observar el Día del Perdón, Iom Kipur:

Entonces Rabán Gamliel lo mandó a llamar diciendo: "Te ordeno que te presentes ante mí con tu cayado y tu dinero en el día que, según tus cálculos, debería ser el Día de Expiación". Él [Rabí Iehoshúa] fue a Rabí Dosa ben Harkinas, quien le dijo: "Si cuestionamos [las decisiones de] la Casa de Rabán Gamliel, debemos cuestionar las decisiones de cada Tribunal que ha existido desde los días de Moshé hasta el presente. Porque está escrito: "Entonces fueron a Moshé y Aharón, Nadab y Avihu y setenta de los ancianos de Israel". ¿Por qué no se mencionaron los nombres de los ancianos? Para enseñar que cada grupo de tres que actuó como un a Tribunal sobre Israel está al nivel de la Casa de Moshé". Él [Rabí Iehoshúa] tomó su cayado y su dinero y fue a Iavne a Rabán Gamliel en el día en el cual caía el Día del Perdón de acuerdo con su cálculo. Rabán Gamliel se puso de pie y lo besó en la cabeza y le dijo: "La paz sea contigo, mi maestro y mi discípulo. Mi maestro en sabiduría y mi discípulo porque has aceptado mi decisión". (Rosh Hashaná 25a)

Najmánides explica la perspectiva de Rabí Iehoshúa. Aunque Rabí Iehoshúa sabía que su postura era correcta, él aceptó la decisión del Tribunal.

Un aspecto intrigante de este caso es el hecho de que el Gran Tribunal ya no funcionaba. E Templo había sido destruido y tal como dice el texto, la nueva corte residía en Iavne. Esto explicaría la vacilación de Rabí Iehoshúa en acceder a la posición de la corte y por qué no temió que lo etiquetaran como un "anciano rebelde", cuyo castigo es la muerte.

Ahora entendemos el argumento de Rabí Dosa. El rechazo de la corte en Iavne es equivalente a rechazar todas las cortes que habían existido y produciría el mismo resultado: anarquía religiosa.

***

UNA OBLIGACIÓN PARA CADA GENERACIÓN

El Talmud continúa explicando que la obligación de aceptar las palabras de los Sabios existe en cada generación:

"E irás a los cohanim, los levitas y al juez que haya en esos días". ¿Acaso podemos imaginar que alguien pueda ir a un juez que no esté en sus días? Esto nos muestra que debemos estar satisfechos con el juez que haya en nuestros días. También dice: "No digas: Cómo es que los días del pasado eran mejores que estos'". (Rosh Hashaná 25b)

La postura de Najmánides también explica una de las discusiones más difíciles que alguna vez tuvieron lugar en una sala de estudios, el famoso "Horno de Ajnai", cuya pureza ritual fue tema de una discusión rabínica:

Dijo Rab Iehudá en nombre de Shmuel: "Lo rodearon con discusiones como una serpiente y probaron que era impuro".

"Ese día Rabí Eliezer presentó todos los argumentos imaginables, pero ellos no los aceptaron. Les dijo: 'Si la halajá está de acuerdo conmigo, ¡que lo pruebe este árbol de algarrobo!' Entonces el árbol de algarrobo se trasladó a cien codos de su lugar, y otros dicen que fueron cuatrocientos codos. 'No se puede dar una prueba de un árbol de algarrobo', le respondieron. Una vez más les dijo: 'Si la halajá es acorde a lo que yo digo, ¡que lo pruebe esta corriente de agua!' Entonces la corriente de agua comenzó a fluir en la dirección contraria. 'No se puede traer una prueba de una corriente de agua', le dijeron. Una vez más dijo: "Si la halajá es acorde a lo que yo digo, que lo prueben los muros de la casa de estudio". Entonces las paredes se inclinaron y estuvieron a punto de caer. Pero Rabí Iehoshúa los reprendió diciendo: ¿Cómo pueden interferir cuando los eruditos mantienen una disputa halájica?' Y por eso no se cayeron, en honor a Rabí iehoshúa, ni volvieron a enderezarse en honor a Rabí Eliezer y desde entonces quedaron inclinados. Una vez más les dijo: "Si la halajá es acorde a lo que digo, ¡que el Cielo lo pruebe!' Entonces salió una Voz Celestial que anunció: '¿Por qué discuten con Rabí Eliezer si ven en toda la materia que la halajá está de acuerdo con él?'. Pero Rabí Iehoshúa se puso de pie y exclamó: "No está en el cielo".

¿Qué significa esto? Dijo Rabí Irmihá: "Que la Torá ya había sido entregada en el Monte Sinaí. No le prestamos atención a la Voz Celestial, porque ya hace mucho Tú escribiste en la Torá en el Monte Sinaí: Nos inclinamos hacia la mayoría…"

Un Tanaíta enseñó: "Ese día ocurrió una gran calamidad, porque todo aquello sobre lo que Rabí Eliezer posaba sus ojos se quemaba. Rabí Gamliel viajaba en un barco, se elevó una ola enorme y trató de ahogarlo. Él reflexionó: "Me parece que esto es sólo a causa de Rabí Eliezer ben Hircanus". Entonces se puso de pie y exclamó: "¡Amo del universo! Sabes muy bien que no actué por mi honor, ni por el honor de mi casa paterna, sino por Ti, para que no se multiplique el disenso en Israel". Con eso el mar se calmó". (Talmud – Baba Metzía 59b)

En este caso vemos claramente la tensión entre seguir nuestro entendimiento individual y seguir a la mayoría. Aquí parece que Dios apoya a Rabí Eliezer y nos sorprende la intransigencia de los Sabios. ¿Cómo pudieron ignorar las señales Divinas? Significantemente, Rabí Iehoshúa insiste que se debe seguir a la mayoría. Esta es una lección que él mismo había aprendido en su conflicto con Rabán Gamliel.

Tambien vemos claramente la motivación de Rabán Gamliel: esto no era algo personal y no se trataba de proteger su puesto o su ego. Se debía seguir a la mayoría para evitar la anarquía.

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EL MIEDO A LA ANARQUÍA

No obstante, es inquietante la idea de que toda la comunidad siga la ley incorrecta. El Séfer HaJinuj explica pragmáticamente (Sección 496) que es preferible sufrir un error al seguir a la mayoría que llegar a la anarquía completa.

Sin embargo, esta enseñanza no es tan simple como que la Torá ordena seguir a la mayoría. Hubiera sido muy atractivo ignorar a la mayoría y seguir la opinión de Rabí Eliezer, una opinión respaldada con un impresionante signo de exclamación Divino. Sin embargo, seguir a Rabí Eliezer requería que ignoraran una ley diferente de la Torá que prescribe seguir a la mayoría.

El conflicto puede articularse de la siguiente manera: ¿Qué tiene precedencia, la sustancia de la ley o el procedimiento de la ley?

El Gaón de Vilna (Kol Eliahu sección 227, pág 89 y Divrei Eliahu, pág. 80) tiene una explicación diferente que resuelve este conflicto y nos lleva a la esencia misma del concepto de verdad. El Gaón cita un Midrash:

Rabí Shimon dijo: "Cuando el Santo, Bendito sea, fue a crear a Adam, los ángeles ministeriales se formaron en grupos. Unos dijeron: 'Que sea creado', mientras que otros urgían 'que no sea creado'. Por eso está escrito: "El amor y la verdad luchan juntos, la justicia y la paz combaten entre sí" (Salmos 85:11). El amor dijo: 'Que sea creado, porque él hará actos de amor'. La verdad dijo: 'Que no sea creado, porque está compuesto de falsedad'. La justicia dijo: 'que sea creado, porque hará actos justos'. La paz dijo: 'que no sea creado, porque estará repleto de luchas'. ¿Qué hizo Dios? Tomó a la verdad y la arrojó a la tierra. Los ángeles ministeriales le dijeron: '¡Amo del universo! ¿Por qué desprecias Tu sello? ¡Qué suba la verdad de la tierra!'. Por eso está escrito: 'Que la verdad brote de la tierra' (Salmos 85:12)

Rabí Huna, el Anciano de Seforis, dijo: "Mientras los ángeles ministeriales discutían entre ellos, el Santo, Bendito sea, lo creó. Él les dijo: '¿Qué pueden hacer? ¡El hombre ya fue creado!'" (Midrash Rabá Génesis 8:5)

El Gaón explica que la misma creación del hombre depende de que "la verdad reciba una golpiza". Si el hombre hubiera tenido que responder al nivel de verdad que existe en el cielo, entonces hubiera sido incapaz de justificar su existencia. Por eso el versículo declara: "Que brote la verdad de la tierra" (Salmos 85:12)

***

UN TEMA DE VERDAD

Hay un nivel de verdad que se origina en la mente de Dios y es operacional en los cielos. El hombre no debe rendir cuentas por este nivel prístino de verdad. Para poder crear al hombre, fue necesario arrojar la verdad al suelo, a la tierra. Ahora la verdad es el dominio del hombre.

Por lo tanto, el Tribunal determina la verdad. A esto se refirió Rabí Iehoshúa al decir: "no está en el Cielo". Una vez que la Torá fue entregada al hombre, el hombre determina qué es verdad.

Cuando la Torá nos ordena seguir la decisión de la corte, dice:

Conforme a la instrucción que ellos te instruyan y conforme al juicio que ellos te declaren deberás hacer; no te apartarás de la palabra que ellos te declaren ni a la derecha ni a la izquierda.

Los Sabios determinan qué es derecha y qué es izquierda, qué es correcto y qué es incorrecto. Adherirse a los Sabios es necesario en un nivel práctico/pragmático. De acuerdo con el Gaón de Vilna, va más allá de esto: las palabras de los Sabios son las palabras de la verdad.

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