Las Bendiciones a las Tribus y la Muerte de Moshé

7 min de lectura

Haazinu-Vezot Habrajá (Deuteronomio 32-34 )

“Mi negocio son las telas finas y pretendo tener una gran ganancia en este viaje”, afirmó Mark.

“Mi negocio son las vasijas de oro y el mercado es mucho más lucrativo”, replicó Jacob.

“Ustedes dos son amateurs comparados con mi negocio, joyas de mujer”, dijo Bob.

Los mercaderes estaban en el mar rumbo a los mercados del Lejano Este. En ese momento, un rabino de barba larga, pasó por ahí. “¿Cuál es su mercadería, rabino?”, preguntaron los mercaderes al unísono, ridiculizando al rabino.

“¡Mi mercadería es más valiosa que la de todos ustedes juntos!, replicó el rabino ante las carcajadas de la multitud.

Justo en ese momento se desató una terrible tormenta y rápidamente atrapó al barco. Los marineros aterrorizados tiraron todos los objetos por la borda y los mercaderes apenas tuvieron tiempo de llorar la pérdida de sus ganancias. Con gran dificultad los marineros lograron de alguna manera llegar a la orilla. ¡Los pasajeros tuvieron suerte de salvar sus vidas y la ropa que cargaban en sus espaldas!

Sin tener otra opción, inmediatamente empezaron a caminar al puerto más cercano. Después de 3 días de caminata, con los zapatos y la ropa hecha harapos, finalmente llegaron a su destino. Los antes mercaderes, sin otra opción, empezaron a rogar por comida para sobrevivir.

El rabino por otra parte, se dirigió a la Ieshivá más cercana y pidió permiso para dar un discurso talmúdico. Los estudiantes estaban asombrados con el brillante análisis y las reflexiones. Al preguntar por sus ropas andrajosas, les contó sobre el naufragio del barco. ¡Inmediatamente después le fueron entregadas ropas nuevas y fue nombrado decano!

Mientras caminaba con sus nuevos discípulos, pasaron cerca de los pobres mercaderes, quienes estaban impactados de ver que la situación del rabino era mucho mejor que la de ellos. “¡Les dije que mi mercadería era más valiosa que la de todos ustedes juntos! ¡Nunca se puede perder!”. De ahí nació la famosa canción de cuna judía, “La Torá es la mejor sjorá (mercancía)”. Esas son las palabras que innumerables madres judías han cantado a sus bebés, demostrando el respeto que nuestra nación tiene por los estudiosos de la Torá.

En la parashá Vezot Habrajá, se nos recuerda, “La Torá fue ordenada por Moshé; es una herencia de la congregación de Jacob” (Deuteronomio 33:4). La despedida final de Moshé es la Torá que él mismo nos enseñó.

La parashá empieza con un análisis de la revelación en el Sinaí, la esencia de la Torá y las bendiciones que Moshé le dio a cada tribu en forma individual y a toda la gente en forma colectiva. El libro termina con la muerte de Moshé.

* * *

Ley de Fuego

    Dios se acercó al Sinaí después de hacer Su apelación en Seir (la casa de Esav) y Parán (la casa de Ishmael), de Su diestra una Ley de Fuego para ellos” (Deuteronomio 33:2).

El Midrash explica que Dios primero se acercó a todas las naciones del mundo y les ofreció la Torá. “¿Qué está escrito en ella?”, preguntaron ellos. (¡Nosotros no firmamos cheques en blanco!). Cuando Dios les dijo lo que decía la Torá, ellos se negaron a aceptarla.

Realmente, la pregunta inicial (“¿Qué está escrito en ella?”) era en sí misma un rechazo. (“¿Quieres la verdad absoluta?” “Eeeh… depende”).

En contraste, cuando se le ofreció al pueblo judío la Torá, ellos contestaron, “Vamos a cumplir y a hacer nuestro mejor esfuerzo por entender”. ¡Cuando confías en el doctor, te tomas el remedio!

La esencia de la Torá es fuego blanco sobre fuego negro, que contiene los secretos cabalistas del universo. Dios fue capaz de condensar y contraer la infinita esencia de la Torá en una forma finita que es la que tenemos y estudiamos.

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Moshé Bendice a las Tribus

Reuven: “Que Reuven viva y no muera” (Deuteronomio 33:6). A pesar de que la tribu de Reuven peleó en las líneas del frente, delante del pueblo, ellos no tuvieron bajas durante 7 años de conquista seguidos de 7 años de división de la tierra. Cuando volvieron a sus familias, ¡estaban todos vivos e intactos! (Najmánides).

Yehuda: “Escucha, oh Eterno, la voz de Yehuda y tráelo a su pueblo. Que su mano sea fuerte y sé Tú una ayuda contra sus enemigos” (Deuteronomio 33:7). El significado simple es que Yehuda – como futuro rey de Israel – debía ser bendecido con fuerza física para pelear contra sus enemigos.

Los rabinos explican que esto se refiere metafóricamente a la batalla por entender la Torá. En el “Mundo Venidero”, aquel que lucha en Torá resultará victorioso sobre sus enemigos.

Levi: (Deuteronomio 33:8) El Urim Ve Tumim era un pergamino especial cabalista que se insertaba en el pectoral del Sumo Sacerdote, lo cual le daba poderes especiales. (ver parashá Tetzavé)

Él dijo de sus padres: ‘no los veo’; a su hermano él no reconoció, a sus hijos él no conoció; porque ellos guardaron Tu palabra y preservaron Tu pacto” (Deuteronomio 33:9). Esto se refiere a las consecuencias del Becerro de Oro (parashá Ki Tisá) cuando los Levitas mataron a todos los que adoraron abiertamente al becerro. Incluso a sus padres, hermanos o hijos, ellos mataron.

Pregunta: ¿Cómo pudieron matar a sus padres, hermanos o hijos si la tribu de Levi completa no adoró al becerro?

Respuesta: El versículo se refiere a su abuelo materno, su medio hermano de la misma madre, o al nieto por parte de su hija, que no necesariamente eran de la tribu de Levi. Si ocurría que alguno de ellos adoraba el becerro, los Levitas lo matarían sin dudar.

Binyamin: “El amado de Dios, morará en seguridad junto a Él” (Deuteronomio 33:12). Esto se refiere al Templo que fue construido en el territorio de Binyamin (y también Yehuda). Binyamin tuvo este mérito porque fue la única tribu que no se inclinó ante Esav (ver Génesis 33:6), porque no había nacido en ese momento. Muchos cientos de años después en el Libro de Ester, Mordejai también se negó a inclinarse ante Hamán, citando este precedente.

Yosef: Yosef recibió una bendición de tierra fértil. En Egipto, Yosef había sido exitoso en crecer espiritualmente en una sociedad opulenta (el palacio del Faraón), él pudo disfrutar de abundancia física y aún así enfatizar lo espiritual. Él era la “corona de sus hermanos” (Deuteronomio 33:16), elevándose espiritualmente sobre ellos, y fue bendecido con la fuerza de un buey y la belleza de un antílope.

Yisajar y Zevulun: Esta es la primera sociedad de estudio de Torá. Yisajar estudiaba Torá todo el día, mientras Zevulun tenía barcos mercantes y comerciaba con otras tierras. Él mantenía a su hermano y ellos se dividían tanto las ganancias físicas como las espirituales 50/50.

En este mundo, Yisajar tiene mayor mérito. Pero cuando vayan al mundo venidero, “Alégrate, Zevulun en tu salida (hacia el mundo venidero) e Yisajar en tus tiendas (de Torá en este mundo)” (Deuteronomio 33:18).

Las naciones que comerciaban con Zevulun estaban tan impresionadas por la honestidad y la unidad del pueblo judío, que muchos de ellos llevaron ofrendas al Sagrado Templo (Deuteronomio 33:19) y se convirtieron al judaísmo.

Gad: Esta tribu quería heredar en el otro lado del Jordán, aparentemente porque tenían mucho ganado ovino. Aquí, la Torá revela la verdadera razón: “Estaba enterrado quien entregó la ley” (Deuteronomio 33:21). Gad deseaba vivir cerca de la tumba de Moshé, para que cuando resucitaran los muertos, ¡él (Moshé) pudiera conducirlos y hacerlos entrar a la tierra!

La Bendición Final: “Nadie se compara al Dios de Israel (llamado Yeshurún, Dios de los justos)” (Deuteronomio 33:26). “Israel habitará en seguridad, separado de las naciones, en una tierra fértil” (Deuteronomio 33:28). Esta es la condición ideal para la nación. “Dichoso eres tú Israel, quién es cómo tú” (33:29). Rashi explica, “En resumen, ¡todas las bendiciones son tuyas!”.

Negación de las Naciones: “Tus enemigos pretenderán engañarte” (Deuteronomio 33:29). Va a llegar el momento donde los ideales judíos van a brillar tan victoriosamente en el mundo, que los enemigos de los judíos van a negar su oposición pasada. Todo el dolor y el sufrimiento serán olvidados. Ellos dirán: “¡Por supuesto que amamos al pueblo judío y todo lo que el pueblo judío nos ha enseñado!” (rabino S.R. Hirsch)

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Primera Excursión Guiada

Moshé asciende al Monte Nevo y recibe la primera excursión guiada por Tierra Santa. “Dios le mostró toda la tierra … hasta el último mar” (Deuteronomio 34:2).

Los rabinos explican estas palabras como “hasta el último día” queriendo decir que a Moshé se le mostraron proféticamente los eventos del futuro: Yehoshua liderando la conquista de la tierra, así como la destrucción del Primer Templo, Ezra guiando a los judíos de vuelta a la tierra y la destrucción del Segundo Templo, además de todas las idas y venidas de los judíos, hasta el último día cuando el Mashiaj reunirá a los judíos desde las cuatro esquinas de la tierra, y los llevará a su hogar en Israel.

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La Muerte de Moshé

Y Moshé murió ahí, el sirviente de Dios” (Deuteronomio 34:5). El único epitafio que la Torá utiliza para Moshé es “sirviente de Dios”. Los rabinos dicen que cualquier cosa que un sirviente adquiere pertenece a su amo. Moshé es la personificación de su amo.

Y Él lo enterró” (34:6). Dios enterró a Moshé. “Y nadie sabe donde fue enterrado, hasta hoy”. Los rabinos indican que la Torá empieza con bondad (Dios hizo ropas para Adam y Java), y termina con bondad, cuando Dios entierra a Moshé y se convierte en miembro de la Jevra Kadisha (grupo de los que entierran). Esto nos enseña que el propósito de toda la Torá es aprender a emular la bondad de Dios.

Pregunta: ¿Quién escribió la última sección de la Torá? ¿Cómo pudo Moshé haber escrito sobre su propia muerte?

Respuesta #1: Yehoshua escribió los últimos 8 versos.

Respuesta #2: Moshé escribió exactamente el dictado de Dios “Ahora escribe: y Moshé murió”. Moshé escribió con lágrimas en sus ojos y algunos incluso dicen ¡que él utilizó sus lágrimas en vez de tinta!

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El Mayor Profeta

No hubo nunca en Israel un profeta como Moshé” (Deuteronomio 34:10). Dado que Moshé nos dio la Torá, él tenía que ser el mayor profeta. Y en caso de que alguien afirme que Dios cambió de parecer, ¡él debe ser tan grande como Moshé!

La Torá establece tres puntos en relación a la profecía de Moshé: (Deuteronomio 34:10-12)

    1. Moshé conoció a Dios cara a cara.

    2. Moshé realizó maravillas en Egipto.

    3. Todo esto sucedió ante los ojos de todo Israel. Esto sella la Torá y para cambiar la ley uno debe realizar milagros revelados ante los ojos de todo Israel, no sólo delante de un grupo de testigos. (rabino Hirsch).

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El Alma de Moshé

De acuerdo al Midrash, el alma de Moshé no voló rápidamente al cielo tal como lo hacen la mayoría de las almas cuando llega el momento de la muerte. Cuando Dios fue a recibir el alma de Moshé, ésta se negó a dejar el cuerpo de Moshé. “¡Tengo un lugar especial para ti en el cielo más elevado, justo al lado de Mi santo trono!”.

A pesar de eso, el alma de Moshé se negó, argumentando que Moshé había purificado su cuerpo hasta un punto muy elevado. “¡Qué lugar en el cielo puede ser más santo que el cuerpo de Moshé!”.

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Conexión Entre el Fin y el Principio de la Torá

La Torá termina con las palabras, “Ante los ojos de todo Israel”. Después de leer esto en Simjá Torá, continuamos con el libro de Génesis que dice “En el comienzo creó Dios el cielo y la tierra”.

¿En mérito de quién creó Dios el cielo y la tierra? En mérito de Israel, que recibieron la Torá y la enseñaron al mundo. Esto conecta el primer y el último versículo de la Torá. El pueblo judío es responsable de la moralidad en el mundo y el mundo le debe su existencia al pueblo judío.

¡Jazak Jazak Venitjazek!

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