Aceptar el reproche

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Vaierá (Génesis 18-22 )

Temas y desafíos contemporáneos a través del prisma de la porción semanal de la Torá.

Las personas de Sodoma eran malvadas hasta la médula. Una de las tantas expresiones de su malvado estilo de vida era la forma en que trataban a los “huéspedes” que llegaban a la ciudad. Básicamente los torturaban y dejaban claro que no eran bienvenidos. Por lo tanto, no se alegraron mucho al enterarse que Lot (el sobrino del campeón mundial de bondad), había recibido huéspedes en su casa y los trataba con gran hospitalidad.

Unánimemente decidieron que debían poner fin de inmediato a esa atroz violación de la antigua costumbre de la ciudad. Se reunieron y rodearon la casa de Lot, proclamando: ¿Dónde están los hombres que llegaron a ti esta noche? Sácalos a nosotros para que podamos conocerlos” (Génesis 19:5).

Pero los huéspedes de Lot en verdad eran malajim (ángeles) enviados por Hashem para destruir la ciudad de Sodoma y salvar a Lot. Cuando las personas de Sodoma rodearon la casa de Lot y trataron de forzar su entrada, los malajim los afligieron a todos con ceguera. Sin embargo, a pesar de este golpe (y quizás a causa de él) la Torá declara: “y trataron de encontrar la entrada [de la casa de Lot] en vano” (Génesis 19:11).

El Sforno (uno de los grandes comentaristas medievales de la Torá) dice: "Si bien fueron golpeados con ceguera, se esforzaron para encontrar la entrada y romper la puerta. Esto concuerda con lo que dijeron los Sabios, respecto a que los malvados ni siquiera se arrepienten cuando están en las puertas del Gueinom (Infierno)". La naturaleza malvada de Sodoma estaba tan arraigada en su ser que nada pudo disuadirlos de intentar satisfacer sus deseos malvados.

Esta idea puede clarificar la siguiente dificultad. En la parashá de la semana pasada, encontramos una aparente discrepancia en la conducta de Abraham Avinu: por un lado acepta regalos del faraón (que aumentan sensiblemente su riqueza), pero se rehúsa firmemente a aceptar parte del botín de Sodoma. Además, el faraón le dio los regalos a Abraham porque deseaba hacer las paces con él y con Sará, mientras que en el caso de Sodoma Abraham tenía derecho a tomar los bienes porque había ganado la guerra.

Asimismo ni Egipto ni Sodoma eran precisamente el pináculo de la perfección. La Torá declara explícitamente que la razón por la que al entrar a Egipto, Abraham dijo que Sará era su hermana, fue por temor a que digan: "’esta es su esposa’ y luego me matarán y a ti te mantendrán con vida” (Génesis 12:12). La antigua sociedad egipcia no era exactamente un bastión de moral. Por lo tanto, debemos preguntar: ¿Por qué Sodoma era tanto peor? Tanto que Abraham le dijo al rey de Sodoma: ‘levanto mi mano (en juramento) a Hashem, Dios Supremo, Creador de los cielos y la tierra. No tomaré ni un hilo ni un cordón de calzado de todo lo que es tuyo; no podrás decir ‘yo enriquecí a Abraham’" (Génesis 14:22-23). Otra diferencia obvia entre estas dos sociedades es su destino: Sodoma fue completamente destruida, Egipto no. ¿Por qué?

El enfoque más básico para responder esta pregunta es, simplemente, que el grado de maldad alcanzado por Sodoma era superior al de cualquier otra sociedad. Otro componente de la ecuación es que Sodoma estaba ubicada en una zona destinada a convertirse en Éretz Israel, que es la tierra que eligió Hashem para posar Su Presencia Divina. Por lo tanto, cualquier pecado allí es más grave. Sin embargo, otro punto a considerar es lo que describen nuestros Sabios (como cita Rashi en 18:21): el horrendo nivel de maldad que Sodoma demostraba hacia los seres humanos. Cuando alguien peca de forma tal que causa daño a otras personas, esto hace que la maldad sea mucho mayor.

Todos estos puntos nos ayudan a entender que la maldad de Sodoma era superior a la de Egipto.

Sin embargo, basándonos en la descripción de la reacción de los ciudadanos de Sodoma al ser cegados y al comentario del Sforno, podemos sugerir otra diferencia más fundamental entre Sodoma y Egipto.

Cuando Hashem golpeó al faraón y a su familia en respuesta al secuestro de Sará, la respuesta del faraón fue: “y ahora, aquí está tu mujer, tómala y vete” (Génesis 12:19). Si bien no es exactamente un paradigma de altruismo, esta respuesta es una clara expresión de que el faraón reconoció que bajo ninguna circunstancia podía continuar con su comportamiento. En cierto grado, fue una respuesta positiva a la bofetada que le enviaron desde el Cielo.

Pero en Sodoma respondieron de forma opuesta: intensificaron sus esfuerzos para concretar sus planes malvados. No prestaron la mínima atención a la furia Celestial que experimentaron. Para ellos fue como si no hubiera pasado nada. Esta es una expresión de maldad hasta la médula. La naturaleza misma de Sodoma era malvada, no tenían ni un rasgo de bondad. El mal había llegado hasta lo más profundo. Por eso Abraham no podía permitirse beneficiarse de ellos en lo más mínimo. Esa es también la razón por la que esa sociedad debió ser destruida por completo.

Nuestros Sabios nos enseñan que una de las virtudes mediante las que se puede adquirir Torá es amar el reproche. A menudo hacemos nuestro mejor esfuerzo para hacer las cosas bien (ya sea en salud, dinero, familia, etc.) y terminamos recibiendo sólo dificultades, frustraciones, adversidad, etc. Es imperioso que comprendamos que los tropiezos y las dificultades que vivimos son un mensaje del Cielo para que mejoremos nuestra conducta. Al encarar la vida con esta perspectiva, damos un gran paso hacia adelante para lograr el propósito para el que fuimos creados. Y, al mismo tiempo, sentiremos que nuestra vida tiene un significado mucho más profundo al reconocer que incluso las dificultades de la vida nos son enviadas con un objetivo: despertarnos para que mejoremos y ascendamos constantemente la escalera del bien.

Basado en las enseñanzas de Rav Abraham Hoschander.

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