Buenas Intenciones

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Trumá (Éxodo 25:1-27:19 )

La parashá Trumá comienza con la instrucción de Dios de tomar una donación” para el Tabernáculo. Esta indicación sueña extraña. ¿La Torá no nos debería haber ordenado “dar una donación”?

A modo de explicación podemos decir que “dar” (por la razón correcta y a un receptor adecuado) es también una forma de “tomar”. El dinero que poseemos es temporal, pero nuestros buenos actos son eternos. Un regalo va para nuestro propio crédito. Y como una persona sabia dijo cierta vez: “Todo lo que realmente poseo es lo que he donado”.

Y a decir verdad, uno de los placeres más grandes de la vida es dar. La cualidad primordial de Dios es la de ser un dador, entonces el emular a Dios (por medio de dar a los demás) es una de las expresiones espirituales más elevadas que existen.

Esta parashá nos dice que la clave de una ofrenda adecuada es que debe ser hecha con el corazón. El Midrash comenta que Betzalel, el arquitecto del Tabernáculo, tenía la capacidad de discernir cuáles eran las intenciones de aquellos que donaban. De este modo, él determinaba de qué forma cada donación sería utilizada en el Tabernáculo. Por ejemplo, los obsequios de individuos con intenciones puras, eran utilizados para el Arca Sagrada; mientras que los obsequios de las personas que donaban a regañadientes eran destinados para las clavijas que sostenían las paredes del Tabernáculo.

Incluso hoy en día, cuando donamos a una sinagoga, no sabemos cómo será utilizado nuestro dinero. Pero si lo hacemos con buenas intenciones, podemos estar seguros de que será utilizado del mejor modo posible.

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