Palabras asesinas

2 min de lectura

Tazriá (Levítico 12-13 )

Ideas claras y concisas sobre la parashá de la semana.

La aflicción de tzaraat se debía principalmente a lashón hará - hablar mal de otros. Nuestros sabios hacen una asombrosa declaración en el Talmud. Dicen que hablar negativamente de otra persona es peor que asesinar. Yo creo que todos estamos de acuerdo que hablar mal de alguien es algo terrible. ¿Pero es posible que sea peor que matar a una persona? Yo, por ejemplo, preferiría que alguien hablara negativamente de mí antes que me matara.

A fin de comprender lo que dicen nuestros sabios debemos reflexionar acerca de su afirmación. Ellos no se refieren a que lashón hará es peor que asesinar en un sentido genérico. Obviamente asesinar es peor, y esto se puede probar con el hecho de que uno está obligado a morir antes que asesinar a otro, lo cual no ocurre con lashón hará. Lo que nos están diciendo nuestros sabios es que existe un tipo de maldad específica en la trasgresión de lashón hará que no existe en la de asesinato. ¿Cúal es?

Generalmente cuando una persona mata a otra, lo hace por un motivo determinado: celos, dinero, poder, pasión. Hay un beneficio tangible para el asesino que es la razón por la cual está cometiendo ese delito. Por supuesto que esta razón no valida su acción. Sigue siendo considerado una maldad; pero después de todo, es una maldad un tanto explicable. Si el asesino pudiera obtener el mismo resultado sin recurrir al asesinato, probablemente lo haría. También existen psicópatas que matan por diversión, pero la mayoría de los asesinos comunes preferirían, si fuera posible, otro método para alcanzar sus objetivos. Esta explicación no los convierte en menos maliciosos, sino que simplemente hace un poco más comprensible su accionar.

Pero cuando una persona habla en forma negativa de otro, generalmente no tiene un motivo tangible por el cual hacerlo. No se beneficia de ninguna forma. Esta persona disfruta de la perversidad misma de hablar mal; la negatividad, la crueldad y el sentido de poder que le otorga. También disfruta del hecho que otras personas escuchen (y disfruten) sus perversas palabras; se necesitan dos para bailar el tango. Por lo tanto, el que habla no sólo disfruta del mal cometido, sino que también arrastra a otros con él.

Y hay una diferencia más: una persona que mata a otra no se sentirá tan bien como para aspirar a hacerlo nuevamente. Pero una persona que habla lashón hará repetirá esta acción constantemente. Y cuanto más lo haga, más se convertirá dicho accionar en parte de él. Pese a que es verdad que el resultado del asesinato resulta ser peor para la víctima que para el victimario, lo contrario es cierto respecto al habla negativa: el resultado a largo plazo es mucho peor para el emisor que para el receptor. La conmoción de haber matado a alguien arrastrará a la persona hacia el arrepentimiento; por el contrario, al hablar lashón hará la persona se inclinará a hacerlo cada vez más y más, y no sólo estará lastimando a otro ser humano, sino que también destruirá su propia alma en el proceso.

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