Unirse al pueblo judío

3 min de lectura

Behaalotjá (Números 8-12 )

Enseñanzas de vida seleccionadas de la parashá semanal y de las fuentes de nuestros sabios.

Hace algunos años Vitaly, un judío ruso que vive en Minsk, enfrentó la difícil decisión de hacerse o no la circuncisión. Cuando expresó su temor a sus amigos norteamericanos, ellos trataron de calmarlo y le dijeron después de un par de días el dolor menguaría.

Vitaly les explicó que no era el dolor físico lo que lo hacía dudar, sino el hecho de que estar circuncidado podía poner en riesgo su vida. “La circuncisión fue lo que identificó a mi abuelo como judío, y los nazis lo asesinaron al instante. Teniendo en cuenta la inestabilidad de la Rusia actual, circuncidarme puede implicar poner mi vida en peligro”, les explicó.

Los amigos de Vitaly se sorprendieron por su respuesta y le preguntaron por qué simplemente no abandonaba Rusia. Vitaly contestó: “Debido a mi apego a la familia y amigos”.

La actitud de Vitaly de estar dispuesto a arriesgarse al peligro físico para continuar cerca de su familia y de sus amigos es algo que se repitió infinitas veces en la historia judía. Esta idea también la encontramos en la parashá de esta semana: Behalotjá.

Un personaje importante en la parashá es Itró, el suegro de Moshé. Antes de su asociación con Moshé, Itró fue Sumo Sacerdote de la nación de Midián. Pero cuando Itró escuchó los muchos milagros que Dios había hecho por los israelitas al sacarlos de Egipto, decidió unirse a su campamento, se convirtió en asesor de Moshé y alcanzó una posición tan prominente que la porción de la Torá que relata la entrega de la Torá lleva su nombre: Parashat Itró.

Sin embargo, a pesar de todo esto, llegó un momento en el que Itró decidió volver a casa. “Quiero ir a mi tierra, a mi lugar de nacimiento”, le dijo a Moshé (Números 10:30). Esta decisión es sorprendente si tenemos en cuenta que Itró reconoció la verdad sobre Dios y vio muchos milagros. ¿Cómo pudo abandonar el campamento israelita y volver a casa?

La mayoría de los comentaristas explican que Itró sólo quiso alejarse física y no moralmente del pueblo judío. Itró se convirtió al judaísmo y su intención era volver a casa y convertir al judaísmo a su familia y a los otros midianitas antes de regresar al campamento israelita. Esta opinión se ve apoyada por los textos posteriores que informan que la descendencia de Itró se convirtió al judaísmo y hubo entre ellos líderes prominentes entre los israelitas.

Pero otros comentaristas afirman que Itró quiso abandonar permanentemente a los israelitas. Estas fuentes ofrecen tres razones diferentes que pudieron haberlo motivado:

La primera considera que tal como en la actualidad el amor a la familia y a los amigos convence a las personas de permanecer en situaciones de peligro, así también el amor de Itró por su familia lo llevó de regreso al peligro espiritual de la vida en Midián (Esto queda ilustrado con la historia de Vitaly, el judío ruso).

Una segunda opinión dice que Itró regresó a Midián motivado por su deseo de riqueza y honor. En el campamento israelita, su importancia siempre sería opacada por la de Moshé, su yerno. Las riquezas tangibles que tenía en su casa eran más atractivas que los prospectos mal definidos que podía llegar a recibir si se quedaba con los israelitas.

Una tercera opinión adopta una perspectiva completamente diferente y asegura que dado que los israelitas se quejaban constantemente en el desierto (y se rebelaban en contra de Moshé), Itró cuestionó el valor de permanecer con ellos. ¿Cuánta paciencia podría tener Dios con semejante pueblo? Itró quiso distanciarse de esa bomba de tiempo.

Quizás esta última enseñanza sea la más aplicable en la actualidad, cuando los judíos a menudo discuten entre ellos tanto en Israel como en el resto del mundo. Al hacerlo, ¿no les mostramos a los jóvenes judíos el lado negativo del judaísmo y los alejamos? Ellos piensan: “Si esto es el judaísmo, ¡no queremos ser parte de ello!”

Aprendamos la enseñanza de Itró y tomemos conciencia de que la paz entre los judíos es una condición vital para la salud y la preservación de nuestro pueblo.

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