Distinguiendo tu derecha de tu izquierda

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Shoftim (Deuteronomio 16:18-21:9 )

Pirkei Avot comienza resumiendo la filosofía educacional del judaísmo con la declaración: “Erige muchos alumnos”. La mishná no dice ‘enseña’, tampoco ‘inspira’; dice ‘erige’, enfatizando que nuestro objetivo principal al educar a nuestros estudiantes y nuestros hijos es hacerlos independientes. Nuestro rol como padres y maestros es educar jóvenes que puedan pensar por sí mismos.

Nuestros sabios nos dicen que Raba, cuando ponía a prueba a Abaye, enseñaba a propósito algo incorrecto o ilógico para asegurarse de que él no aceptara todo lo que le enseñaba sin antes examinarlo críticamente (Brajot 33b).

Si no pensamos por nosotros mismos, seremos siempre una mente en blanco condicionada por la sociedad, y nuestros valores y condiciones serán un mero accidente de nacimiento. Usar la mente para evaluar y pensar críticamente es una parte esencial del desarrollo del individuo; es el motor para crear nuestro ser único y verdadero.

Rav Kalónimus Kalman Shapira, el Rebe de Piaseczna, que murió en el Holocausto, describió este punto en Para curar el alma, su diario personal:

Debe haber una persona que pueda pararse por sí misma, que pueda decidir lo que quiere para sí. Si no hay tal persona, si sólo hay una multitud, no puede haber libre albedrío ni voluntad personal. ¿Porque quién decidirá si, más allá de la multitud, no hay absolutamente nadie?

¿Eres alguien que puede erguirse por sí mismo, o eres sólo un miembro más de la especie humana? El hombre no puede permanecer preso de las reglas sociales, de las costumbres culturales ni del pensamiento aceptado, sin la capacidad de ver más allá de ellos; debe tener una mente independiente. Sin esto, no sólo no es un judío; ni siquiera es una persona.

Sin embargo, la parashá de esta semana pareciera contradecir el valor de ser un pensador independiente. El pasuk dice: “De acuerdo a la enseñanza que te enseñen y de acuerdo al juicio que te digan harás, no te desviarás de la palabra que te digan, ni a la derecha ni a la izquierda” (Devarim 17:11).

Rashi (Devarim 17:24), citando al Sifrí, explica: “[Debes escucharlos] incluso si los jueces te dicen que la izquierda es la derecha y que la derecha es la izquierda. ¡Cuánto más aún si te dicen que la derecha es la derecha y la izquierda es la izquierda!”. Nuestros sabios parecieran instruirnos a ignorar nuestra propia opinión y aceptar la perspectiva del rabino, incluso si nos pareciera absolutamente ilógica. ¿Qué pasó con la importancia del pensamiento independiente?

Para complicar las cosas aún más, el Talmud (Horaiot 2b) habla sobre un caso en que se espera que un sabio se oponga a lo que considera una legislación equivocada del Sanhedrín HaGadol, y que siga firme en su posición. El caso es sobre un pedazo de jélev, ‘grasa prohibida’, que el Sanhedrín HaGadol confunde con shumán, ‘grasa permitida’. Si un miembro del Sanhedrín comiera la grasa, sabiendo que sus colegas dieron la legislación equivocada, estaría obligado a traer un korbán ‘ofrenda’ por transgredir inadvertidamente al comer la grasa no kósher.

La pregunta es: ¿por qué se considera que esta acción es inadvertida, siendo que este juez sabe que, según su opinión, está comiendo grasa no kósher?

La Guemará responde que es porque pensó equivocadamente que la obligación de ‘conforme a la enseñanza que te enseñen…’ aplica incluso en ese caso. Pero no aplica. El sabio que reconoce que el Sanhedrín HaGadol se equivocó, tiene que apegarse a su posición y no seguir su legislación.

Esta Guemará pareciera contradecir la declaración de nuestros sabios en nuestra parashá, respecto a la obligación de obedecer a nuestros líderes incluso si nos dicen que “la derecha es izquierda y la izquierda es derecha”. ¿Cómo conciliamos estas dos fuentes?

Hecho vs. juicio

La resolución yace en la naturaleza diferente de los fallos en cuestión.

Nuestra parashá se refiere a las decisiones basadas en un juicio o en sebará. En casos que requieren deliberación lógica y razonamiento, debemos someternos a nuestros sabios, que saben mucho más que nosotros sobre estos temas y su razonamiento es mucho más cercano a la Torá que el nuestro. Una alusión a esto es que nuestros sabios ilustran la necesidad de aceptar su fallo con el ejemplo de llamarle a tu mano derecha tu mano izquierda y viceversa, porque si algo está a la derecha o a la izquierda depende de la perspectiva.

En contraste, en el caso de la Guemará sobre la grasa kósher y la no kósher hay que determinar un hecho objetivo. En una situación tal, podemos conocer los hechos a pesar de tener menos instrucción que nuestros sabios. Por lo tanto, estamos obligados a apegarnos a lo que sabemos, incluso si esto contradijera la opinión de nuestro rabino (1).

Rav Itzjak Hutner, Rosh Ieshivá de Rav Weinberg en Ieshivat Jaim Berlín, se negaba a responderle a un estudiante a menos que éste ofreciera primero una opinión. Rav Hutner estaba imbuyendo una enseñanza fundamental sobre la importancia de desarrollar independencia intelectual. Entrenó a sus talmidim para que primero se esforzaran, analizaran el tema y arribaran a sus propias conclusiones. Sólo después ofrecía sus preciadas palabras de Torá. Rav Weinberg adoptó este mismo enfoque con sus propios alumnos.

Tienes la obligación de tener deá, una ‘opinión educada’, y, al mismo tiempo, de tener la humildad para subyugarte a quienes poseen un entendimiento muy superior al tuyo. Sin embargo, subyugar tu dáat no significa no tener una opinión, sino elegir abandonarla porque reconoces que no eres un experto en el área y que tu perspectiva no tiene, ni cerca, la pureza y la base de Torá que tiene la opinión detallada de un talmid jajam.

Llegar a este balance asegura que haya liderazgo, que exista el respeto adecuado por los talmidei jajamim y que todo individuo sea alentado a desarrollar su independencia y singularidad.


Notas:

(1) Ver Ketubot 57a. Rashi s.v. Ha Kamashmalán, donde explica que, en disputas que involucran razonamiento, podemos aplicar la expresión: “Esas y esas son las palabras del Dios viviente”, implicando que ambas perspectivas expresan la verdad, a pesar de estar en conflicto, dado que argumentos lógicos diferentes pueden ser apropiados en momentos diferentes. Pero, respecto a hechos, en una disputa un lado debe estar equivocado. Ver también el Béer Sheva en Horaiot 2b, quien da una respuesta similar. 

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