Coherencia entre el interior y el exterior

3 min de lectura

Shminí (Levítico 9-11 )

Ideas relevantes de la parashá semanal acerca de cómo vivir una vida feliz y significativa.

Dios le dice al pueblo judío cómo pueden saber si un animal es casher. Dios dice que si un animal tiene pezuñas hendidas y es rumiante, entonces es casher y puede ser comido. Sin embargo, si un animal tiene pezuñas que no están hendidas o no es rumiante, entonces el animal no es casher y no puede ser comido. De todos los animales en el mundo, Dios le dice al pueblo judío que hay sólo un animal que tiene pezuñas hendidas pero que no es rumiante. Se trata de:

"...el cerdo, pues su pezuña está hendida y se separa por completo, pero no es rumiante..." (Levítico 11:7)

Una lección de vida

Dios claramente especifica que para que un animal sea casher, debe tener sus pezuñas hendidas y debe ser rumiante. Cuando un animal tiene sus pezuñas hendidas, lo que se percibe a partir de su apariencia externa (y ciertamente todos los que miran el animal lo piensan) es que es casher. Pero sólo al saber lo que ocurre en el interior del animal se puede saber con certeza si es casher o no. El cerdo —el símbolo universal de un animal no casher— aparenta ser un animal casher ya que tiene su pezuña hendida. Pero sólo después de conocer lo que ocurre en el interior del animal —que no es rumiante— se puede saber que el cerdo es completamente no casher.

Esto nos enseña una lección muy valiosa sobre nosotros mismos. Una persona puede mostrar todos los signos externos y los rasgos de ser “cierto tipo de persona”, pero por dentro, como el cerdo, puede ser una persona completamente diferente.

Una de las cosas más importantes que una persona tiene que tener para sentirse bien consigo misma y tener una alta autoestima, es una coherencia entre su parte externa y su parte interna. Al igual que para que un animal sea casher debe tener los signos adecuados tanto en su exterior como en su interior, debemos esforzarnos por hacer lo mismo.

Lamentablemente, la gente tiende a actuar de cierta manera cuando el mundo está observando y de otra manera totalmente diferente en privado. Al hacer esto, la persona no puede sentirse bien consigo misma porque está siendo “falsa”. Si le muestras al mundo una imagen de "ti", pero en el fondo eres alguien totalmente diferente, entonces no podrás tener una fuerte imagen de ti mismo o ser verdaderamente feliz.

Sin embargo, hay ocasiones en las que está bien actuar un poco diferente de lo que normalmente somos. Por ejemplo, en una primera cita o en una entrevista de trabajo, tus modales pueden ser un poco mejor de lo que generalmente son. Pero si te presentas como una persona completamente diferente de lo que realmente eres, entonces esto es lo mismo que hace el cerdo; un gran espectáculo para todos los que miran, pero por dentro, en secreto, todo lo contrario. Actuar mejor en ciertos ambientes está bien, pero ser una persona completamente diferente te transforma en un fraude.

Por lo tanto, ¿cuál es el verdadero “Tú”: la persona que eres en público o la persona que eres en privado? La lección que Dios nos está enseñando es que la persona interior —cuando está fuera de la vista del público— es la que determina en gran medida el verdadero "Tú". Y cuando uno refina el carácter de esa persona interna —-la que el mundo exterior rara vez ve— entonces nunca vivirás una vida de engaño. Trata de vivir un día entero como si todo lo que hicieras, tanto en público como en privado, se estuviera exhibiendo en una pantalla gigante en Times Square ante todo el mundo. Y mientras el “Tú” interior comienza a transformarse en el “Tú” exterior, comenzarás a sentirte mucho más feliz porque no estarás viviendo una vida de engaño, sino más bien una vida de honestidad, crecimiento y verdad.

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