La resolución de conflictos

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Koraj (Números 16-18 )

Siempre enfrentamos conflictos de una u otra clase. Eso es la vida. En realidad, la esencia de la vida es resolver conflictos; el universo fue creado como un escenario para los desafíos. Nos colocan en este mundo con la ilusión de estar separados de Dios, y nuestra misión es quebrar esa ilusión.

Asimismo el cuerpo y el alma están en un conflicto constante y nuestra tarea es aprovechar la energía del cuerpo al servicio del alma. Deseamos comer para satisfacer nuestras papilas gustativas, pero nuestra mente quiere comer para conservar la salud. El alma quiere tener salud para mantenerse vibrante y aguda en el servicio a Dios. Así como se requiere esfuerzo para entrenar al cuerpo para comer saludable, se requiere esfuerzo para entrenar a la mente a pensar en un propósito más elevado.

La cabalá enseña que el universo está construido sobre un trípode compuesto de dos opuestos y una resolución armoniosa. Este es el patrón de todo en la vida. La estabilidad y la confianza son imposibles sin el apoyo de las tres patas del trípode. No podemos tener shalom sin la presencia de los tres. Este trípode, junto al desafío de la resolución de conflictos, es algo inherente a cada persona, está en todos los aspectos de la naturaleza, en la humanidad en conjunto y también en el mundo espiritual.

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ASUME LO MEJOR

Moshé tuvo que enfrentar muchas rebeliones. Le hubiera sido fácil caer en el patrón de rechazar automáticamente esas rebeliones, pero en cambio se tomó el tiempo para evaluar cada problema y tratar de arribar a una solución razonable. Él no impuso su autoridad, sino que intentó razonar con los que se quejaban. Sólo con Kóraj y su asamblea Moshé recurrió a un enfrentamiento, porque el objetivo de Kóraj era desafiar la autoridad de Moshé (y de Dios).

Así como Moshé se esforzó para razonar con los que se quejaban, también nosotros debemos dar siempre a los demás el beneficio de la duda antes de recurrir a medidas drásticas. Si bien hay patrones de los que hay que cuidarse, debemos enfrentar cada conflicto por separado para encontrar la mejor solución.

Por otro lado, necesitamos tener la guardia en alto por si una persona siempre está esperando la excusa perfecta para atacar. En ese caso no ayudará ni toda la discusión del mundo. Es una pérdida de tiempo y de esfuerzo.

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PONTE EN EL LUGAR DEL OTRO

En una discusión, es muy fácil ridiculizar a la otra persona. Más difícil es intentar ver las cosas desde su punto de vista. Una vez que tenemos una opinión arraigada, la naturaleza humana lleva a que sea muy difícil cambiar la forma de pensar. Estamos insertos en la discusión. Nuestro ego está en juego.

Una discusión acalorada puede pasar instantáneamente a ser una discusión civilizada cuando una persona le dice a la otra: "Nunca lo vi desde esa perspectiva. Lo que dices tiene lógica. Lo voy a pensar y luego volveremos a conversar".

La naturaleza humana es lo que es, y puede ser que no te resulte fácil hacer esto. Sin embargo, por lo menos analiza el tema en discusión a través de los ojos de la otra persona. Intenta entender su opinión. Quizás ambos opinan lo mismo, sólo que lo expresan desde ángulos diferentes. Un diamante tiene muchas facetas. A veces un tema es como un diamante. Una vez fui testigo de una discusión: Silvia dijo que una persona era ciega. José le dijo: “No, no lo es. Tiene el cabello oscuro”. Esta ridícula discusión se extendió durante un minuto, hasta que llegó a una resolución.

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TRES DEDOS TE SEÑALAN A TI

Cuando señalas a alguien, un dedo apunta hacia esa persona y tres hacia ti. A menudo, lo mismo que te molesta de tu esposa, hijo o amigo es algo que tú mismo tienes en tu interior y que te molesta. Una declaración talmúdica dice: “El que invalida a otro, invalida con su propio defecto” (Kidushín 70a). ¿Esto es psicología? ¿Es un desafío espiritual? No lo sé, pero es muy común.

Una advertencia: Si descubres que un dedo te apunta, no le digas a la otra persona que tiene el problema del que te acusa. No lo verá. Pero pregúntate si es así. Si logras entender esa dinámica por lo menos te resultará más fácil enfrentar la situación.

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¿VALE LA PENA?

A menudo, la mejor manera de ganar una discusión es perderla. Esto se aplica cuando la discusión no justifica la lucha ni los malos sentimientos. Puedes ceder y decir: "Supongo que tienes razón". No te va a matar, te lo prometo (asumiendo que no se trata de asuntos cruciales de la vida).

Cada tanto en las noticias hablan de un asesinato en un bar por una discusión respecto a qué equipo de fútbol es mejor. Este es un ejemplo extremo, pero en nuestra vida hay situaciones similares en las que permitimos que los malos sentimientos arruinen el día o una buena relación por algo pequeño. Incluso si se trata de temas importantes como el calentamiento global o la política internacional, dado que dos personas comunes no van a cambiar nada… ¿por qué no ceder?

La verdad no siempre es más importante que la armonía.

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Ejercicio espiritual:

Encuentra una discusión en tu vida y resuélvela usando una de las soluciones presentadas en este ensayo.

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