Un estándar superior

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Emor (Levítico 21-24 )

Todavía hay personas que pueden rastrear su linaje hasta los tiempos bíblicos. Puedes encontrarlos en la guía telefónica, con el nombre Cohen. Por supuesto, no todos los Cohen pertenecen al linaje de Aharón, ni todos los descendientes de Aharón llevan el apellido Cohen. De todos modos, lo más común es que una persona llamada Cohen pueda rastrear su linaje directamente 3.300 años hacia atrás.

Esto es un testimonio de la verdad de la Torá y de la cadena ininterrumpida de tradición que el pueblo judío conservó durante todos estos años. La pregunta es: Todos esos Cohen, ¿viven a la altura de su mandato?

No tenemos el Templo Sagrado ni las ofrendas. No contamos con muchos de los regalos que el Sr. Cohen debería recibir. Sin embargo, todavía le damos a un cohen cinco monedas de plata cuando cumplimos la mitzvá de pidión habén, la redención del primogénito.

Desde el punto de vista de la Torá, los cohanim siguen siendo sagrados, como declara el versículo: “Serán santos para su Dios, y no profanarán el nombre de Dios” (Levítico 21:6). En general, se le debe brindar a un cohen un honor especial, como se le da en la sinagoga cuando es el primero en ser llamado para la lectura de Torá. En Israel, los cohanim bendicen al pueblo todas las mañanas.

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RESPONSABILIDADES

Un aspecto de ser santos es asumir responsabilidades que otros no tienen. Por ejemplo, un cohen tiene restricciones maritales que otros judíos no tienen.

Todos los judíos, cohanim o no, tenemos responsabilidades que definen nuestra santidad. En el escenario secular, el mundo espera de nosotros un estándar superior. No se quejan cuando nuestros enemigos matan civiles intencionalmente, pero se quejan a viva voz cuando por accidente Israel mata a un civil.

No nos gusta que esperen de nosotros un nivel más elevado, y en términos seculares sin ninguna duda esto es injusto. Pero desde la perspectiva de la Torá, queremos mantener un estándar de moral superior al del resto de las naciones.

Todos tenemos la obligación de santificar y no profanar el Nombre de Dios (Levítico 22:32). En algunos aspectos, esta se considera la mitzvá más importante de toda la Torá.

Debido a este mandamiento, muchas personas tienen cuidado de no arrojar a la basura el nombre de Dios incluso en español o si está impreso y no escrito por un escriba. Estas son costumbres de santidad.

Pero una santificación más importante es comportarse de forma tal que ejemplifique tu relación con Dios. Al actuar con santidad, le das honor al Creador. Nadie es perfecto y al buscar la santidad no se te culpa por cada error pequeño que cometes. Lo principal es que en general tus acciones reflejen un carácter refinado y moral. Si no es así, es algo sobre lo que debes trabajar.

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UN ESTANDAR SUPERIOR

A la mayoría de las personas no les gusta ser juzgadas de acuerdo con un estándar superior. Queremos relajarnos y ser juzgados igual que los demás. Pero eso no ayuda a conectar al universo con su Creador. Cuando nos comportamos de una forma que expresa nuestra devoción a Dios, y aceptamos los preceptos de Su Torá, unimos directamente a Dios con el universo.

Puedes fundirte en la pintura de la historia y no dejar una marca en la humanidad, o sobresalir y ser un símbolo de Dios.

Ese es el objetivo de la creación.

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Ejercicio espiritual:

Esta semana, piensa en algo que exprese que estás en un estándar superior. Devuelve un objeto perdido. Deja pasar a otro auto en vez de acelerar para adelantarte. Ofrece ayuda a alguien incluso si estás apurado. Busca una oportunidad y verás qué bien te sientes al ser un poquito más santo.

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